Se ha hecho el llamado en el Estado por el Gobernador y en los Municipios por sus respectivos Alcaldes, para que la sociedad festeje la llegada del año nuevo en paz y armonía familiar.
Viernes 31 de diciembre de 2021.
Un nuevo reto para las autoridades. Horas que serán de tensión extrema. Una autoridad que será exhibida una vez más. El llamado realizado a la sociedad para que los festejos se realicen con pleno respeto al orden y a la tranquilidad públicas, seguro que no se atenderán. No es un asunto de abrazos y no balazos. Es un problema real de inseguridad e impunidad.
Las armas de fuego, rugirán nuevamente. La impunidad sigue siendo el talón de Aquiles en el Estado. Muchos delincuentes en la calle y gran parte de ellos adiestrados en el manejo y el uso de las armas. Son personas que no atenderán esos llamados y retarán a la autoridad haciendo rugir sus instrumentos bélicos.
Dijo el Secretario Estatal de Seguridad Pública que resguardarán la seguridad de los sinaloenses en esta fecha de año nuevo más de diez mil elementos de policía. Le preguntaría a dicho funcionario, de dónde sacará ese estado de fuerza si la suma de elementos policiales por municipio y la policía estatal no alcanzan para llegar a esa cifra.
Quizá, por su investidura militar, apoyarán en la seguridad de fin de año, elementos militares incluida la Guardia Nacional. Por ello, pudiéramos justificar, que la seguridad ciudadana en esa fecha patrullará el número de elementos policiales mencionados. Seguridad demandada que no será atendida.
El desorden que anualmente se tiene, mucho se debe a la indiferencia criminal de los gobiernos de no contar con una policía profesional y con capacidad para enfrentar este tipo de desafíos.
Los intereses siguen pesando mucho para decidirse a reclutar y formar la policía que se requiere.
Ojalá y que la Universidad de la Policía no llegue a necrosarse como sucedió con el desaparecido Instituto Estatal de Ciencias Penales y Seguridad Pública, antes Academia Estatal de Policía.
En una revisión estadística de las detenciones realizadas con motivo de los festejos de año nuevo son para dar risa.
Responder con inmediatez difícilmente se logrará. La policía estará distante de los lugares donde se harán los disparos. Ubicar los domicilios un problema y el temor de las personas a proporcionar información anula cualquier intervención para detener a los amantes del gatillo alegre.
Los titulares de la policía saben que no es un lugar determinado donde se dan los disparos. Es en todos los puntos cardinales de la ciudad y del municipio.
En el Estado se replica exactamente lo mismo. Los agentes del ministerio público se quedan con sus formatos previamente elaborados para solicitar las órdenes de cateo, por la dificultad de no contar con el requisito del domicilio que catearían; sin ese dato, los jueces de control negarían obsequiar cualquier solicitud.
Las autoridades responsables para combatir el armamentismo ilegal en el País, no han hecho gran cosa y que pueda ser motivo de reconocimiento social.
Continuamente se escuchan en los comentarios de café, de la existencia de las numerosas casas de seguridad que hay en Culiacán, y que son lugares de resguardo de arsenales bélicos utilizados en las fechorías que continuamente se dan en la ciudad y en el Estado, sin que sean tocadas por la autoridad. Lo cierto es que este dato aplica para todo el Estado
Por eso, es para reírse, que se publique la noticia como un hallazgo relevante, que, en una casa cateada en Culiacán, se hayan asegurado alrededor de ocho armas de fuego cuando se pudieran encontrar miles de ellas si se lo propusieran ¿La Información de inteligencia, donde queda Secretario Castañeda Camarillo?
Es cuestión que se decidan ponerse a trabajar y a manejar con profesionalismo la información que deben recibir.
Quizá los intereses para no realizar acciones operativas de mayor relevancia sean muy fuertes para permitir que en estas fechas la ciudad y el Estado se conviertan en un sábado de mal humor, cual simple carnaval mazatleco.
¿Usted qué opina?
