Se entiende que los hechos violentos no dejan de preocupar a un gobierno que lo tienen acorralado desde el pasado nueve de septiembre.
Diciembre 18 de 2024.
Las dificultades son naturales en un gobierno y en la misma sociedad, pero cuando no se han tomado las decisiones políticas recomendables para crear una estructura policial debidamente formada, capacitada y profesionalizada, habrá sucesos que pongan en riesgo la estabilidad policía y social de un gobierno, como el que en estos momentos vive el pueblo de Sinaloa.No basta que manden miles de soldados a detener a los grupos en pugna del cartel de Sinaloa, y que están ocasionando este desorden social, porque no es ni será la mejor estrategia gubernamental. Hacer uso de las fuerzas armadas para parar esta violencia desenfrenada, no es la mejor decisión.
Habrá opiniones que choquen en la forma de ver y pensar de lo que se resuelve en la muy mencionada mesa de acuerdos que diariamente se realiza en la zona militar para detener este flagelo que tiene en jacke al gobierno y a la propia sociedad.
Se han producido desbandadas de residentes sinaloenses por temor a sufrir atentados o ser víctimas de hechos violentos que suceden donde menos se lo esperan. Los ciudadanos tienen que salir de sus casas a resolver necesidades personales, familiares o laborales y en esos traslados por la ciudad han perdido la vida por el fuego cruzado de los pandilleros en pleito.
No hay policía civil confiable en Sinaloa. La poca que tienen el estado y municipios, no son de fiar a juicio de los mandos militares. Soportan su presencia porque tienen la obligación de coordinarse, aunque no simpaticen con el hecho de compartir responsabilidades en el combate a la inseguridad. Así no se avanza y tampoco ayudan a resolver el problema.
Pomposamente por ahí se anuncia que en Culiacán se incorporaron treinta y cinco nuevos elementos policiales surgidos de la Universidad de la Policía, pero lejos de impresionar causaron el ridículo. Sí, por ser un número irrisorio para las necesidades que tiene Culiacán. Treinta y cinco nuevos policías que, divididos entre tres turnos, estarán en la calle casi doce policías. Ridícula esa información. Se hacen tontos y simulan que forman policías.
La llegada de Omar García Harfuch al frente de la Secretaría Federal de Seguridad y Protección Ciudadana, es pronto todavía, pero puede representar cambios de fondo en la necesidad de retomar la creación de la policía civil federal y dejar a la Guardia Nacional como policía militar para que se encargue de la investigación de los delitos que tengan conexión con el fuero militar.
La violencia es mutante en Sinaloa, adopta diversas formas y desorienta a la milicia, se aparta de los homicidios y desaparición de personas, y recurre a otra forma que provoca pánico en la población porque su casa o negocio puede ser el blanco de las bandas pandilleriles para incendiarlas o vandalizarlas como está ocurriendo.
No hay motivos para alegrarse de que en un día no se hayan cometido homicidios, porque los enemigos del orden ahí están banderilleando a las autoridades y dañando el tejido social. Una zozobra que irrita y una violencia sin parar ¿Hasta cuándo?
Lo único cierto es que estamos todos en manos del todopoderoso y orando diariamente, con la esperanza casi perdida de que la estrategia implementada para abatir o desterrar a los maleantes la hagan funcionar. La sociedad se desespera y puede detonar su inconformidad. Es cuestión de tiempo.
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.