Madres con hijos desaparecidos, un dolor que cargan y un desafío a la autoridad que no investiga y fomenta impunidad.
Martes 3 de mayo de 2022.
Muchos son los motivos que ocurren en el entorno de quien es privado de su libertad. Cualquiera que sea la causa no justifica que la Madre o la familia no lleguen a conocer donde lo dejan, lo tiran o lo asesinan. La estadística crece y atemoriza.
Nadie debe tener un pretexto para juzgar los hechos sin conocer las causas que dan lugar a la desaparición de personas. La libertad personal pende de hilos muy delgados que en cualquier momento pueden romperse.
La denuncia de hechos que involucran la desaparición de personas es vista con desdén por las autoridades encargadas de registrar el suceso. Esperan un plazo razonable, la persona no aparece y empieza la búsqueda. La alerta es tardía favoreciendo al criminal.
La oportunidad en la acción evitaría que muchos casos no tuvieran los desenlaces que conocemos. Las familias sufren ante una autoridad pasiva que no le importa el dolor que sufre el familiar agraviado.
Esa autoridad timorata, es la que ha propiciado la aparición de grupos de personas o Madres con hijos desaparecidos que han dedicado su vida a la búsqueda de sus seres queridos, porque son ellos los que cargan el dolor cuyo peso desgastan sus energías y la vida se les va, sin poder saber donde quedó el hijo o el familiar buscado.
La autoridad insensible, no escucha y no se esfuerza por buscar. El hecho es grave si analizamos los continuos encuentros de restos humanos en muchos lugares dispersos por el Estado. El hallazgo enmudece y la angustia aparece al pensar que puede ser del familiar que se busca.
Esos hallazgos la autoridad no los registra por considerar que los hechos quedaron olvidados. Cada persona desaparecida es un potencial homicidio, que tiene que ser investigado y la persona encontrada. Localizar restos humanos por los grupos de búsqueda, deben entrar a la estadística criminal para que la sociedad conozca que la violencia y los crímenes no han disminuido.
La desaparición de personas es un delito que no se toca por las autoridades. Hay pactos internacionales que comprometen al gobierno porque la desaparición de personas es un delito que crece y produce terror en una sociedad inerme a la acción delincuencial.
La militarización de las policías es un factor de riesgo en la comisión de estos hechos que agravian la seguridad pública y la seguridad personal y familiar.
Mucho se dice que desde el gobierno se crean grupos de exterminio que operan en la clandestinidad. Tampoco se hace nada para saber la verdad. Lo cierto es que la desaparición de personas es un hecho grave y la cifra crece en todo el País.
El dolor de la Madre lastimada permanece en su lucha, es energía y coraje que las impulsa a indagar y no se agota por difícil que sea la búsqueda. Ellas cumplen con la función de investigar y son ejemplo de tenacidad.
Hay estructura oficial para enfrentar el flagelo, pero se desconoce que se hace, porqué no investigan y cual es la razón por la que no se resuelven esos delitos.
La sociedad permanece en constante riesgo, ya que cualquiera puede llegar a tu domicilio o en otro lugar, te levanta, desapareces y nadie sabe si te encontrarán o donde y como aparecerás.
Se reconoce la lucha emprendida por muchas Madres ofendidas, su misión de búsqueda es encontrar al familiar desaparecido. Desafiar a la autoridad no es su propósito, es ella la que debe evitar esos delitos y desterrar ese dolor en las familias que lo sufren. No basta recibir al familiar dolido, escucharlo tampoco les quita ese dolor, es asumir el reto con vergüenza y seriedad.