El manifiesto de respeto a la autonomía universitaria que hizo llegar el Consejo Nacional de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior al Congreso del Estado de Sinaloa impone cuidados a las posibles acciones que bajo la mesa puede tener ese cuerpo legislativo.
Viernes 27 de enero de 2022.
Los Diputados y las Diputadas del Congreso de Sinaloa deben tener presente que, si la iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa que ha sido presentada hace ya algunos meses y que se encuentra dentro del proceso de discusión para votarla en el pleno, no es el procedimiento que debe ser cumplido para tocar y menos reformar esa normatividad sino tiene intervención exclusiva la comunidad universitaria y sus órganos superiores de gobierno.
Es un requisito que debe ser observado y cumplido y lo saben los señores legisladores. Sin embargo, algo está ocurriendo dentro del recinto legislativo que ha propiciado a manifestarse la Institución Rosalina como la ANUIES.
¿Se atreverán los legisladores a pasar por alto la autonomía que deriva de la Constitución Federal y de la Ley General de Educación Superior? ¿Ignorancia, temeridad o soberbia política? Un reto que deberán declinar porque ese pleito no conviene echárselo al hombro.
Es un año en el que los partidos políticos y los que los conforman, se mantendrán ocupados para diseñar las estrategias políticas de participación y elegir a sus candidatos a los diversos puestos de elección popular, pero sobre todo esperar las definiciones de quienes serán los elegidos para contender a la Presidencia de la República.
Provocar la movilización de universitarios podría ser la consecuencia de lo que se esté fraguando desde el Congreso del Estado para modificar la normatividad orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa, sin observar las reglas para llevarlo a cabo.
La recomendación es que no muevan ese tapete. Si hay interés de cambiar las normas orgánicas de la UAS, manifiéstense en qué sentido lo quieren hacer.
Feliciano Castro debe probar su inteligencia y deponer esa testarudez de querer hacer cambios en la Universidad que lo formó, que lo ocupó y que lo jubiló.
El Gobernador del Estado es un universitario respetado y ha sido siempre un defensor de la autonomía, de la estabilidad y de la calidad educativa en la Universidad Autónoma de Sinaloa, de la que ya fue su Rector.
Consolidó los cambios necesarios para recuperar el orden y la confianza en la Institución Rosalina, quebrantada por los movimientos sociales y políticos de la llamada guerra sucia. Un eje de cambios que ahora se deben defender.
Orden constitucional y respeto a la legalidad, es el imperativo que deben hacer suyos los señores legisladores.
Los universitarios de Sinaloa elevan la voz y exigen respeto a la autonomía y al mandato superior de la ley. Por un Sinaloa en paz. Por un pasado que debe ser desterrado y no a la soberbia política.
¿Usted qué opina?