Un día recluido en casa. Escuelas, Comercios y oficinas públicas cerrados. Un toque de queda impuesto por criminales. Que forma de construir la paz.
Viernes 6 de enero de 2023.
Sinaloa lució desolado. La gente temerosa de salir de sus casas y el gobierno incapaz de tranquilizar a las familias que angustiadas en sus casas sentían el terror de que fueran invadidas por esa turba de vándalos y los dañaran.
La causa fue la detención de un capo de la droga, miembro de la delincuencia organizada. La reacción demostrada por las bandas de criminales de alta cepa, se dejó sentir una vez más que en octubre del 2019.
Demasiadas armas y un ejército de maleantes vandalizando la ciudad capital y el Estado. Enfrentamientos entre delincuentes y soldados dejaron ver la falta de capacidad reactiva de las autoridades mexicanas ante una acción delincuencial de alto nivel. La policía de Sinaloa ni siquiera dio la cara en un hecho grave que hizo temblar a cada familia de la sociedad Sinaloense.
Las autoridades gubernamentales, según sus dichos, y ya entrada la mañana no estaban enteradas de lo que ocurrió por la madrugada del cinco de este mes de enero. Asumieron la responsabilidad de los hechos la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional aunque esta última fue solo de nombre porque por fuerza la quieren hacer ver como una institución policial que no lo es, ya que es parte estructural del ejército mexicano.
Fue extraño observar que no hubo autoridades que dieran la cara para informar de lo que ocurría en Culiacán y en el Estado. El Gobernador y el Secretario Estatal de Seguridad Pública, solo recomendaron que no saliéramos de nuestras casas por el riesgo de sufrir daños en nuestra seguridad personal y patrimonial.
Dimos cuenta una vez más que ante situaciones de alto riesgo propiciados por la criminalidad que se vive desde hace mucho tiempo, fuimos encerrados vilmente en nuestras casas ante la ausencia de un poder de autoridad que impusiera orden de inmediato y evitara que la suspensión de derechos fueran perturbados por criminales.
El blanco determinado cumplió su objetivo. La duda está si fue el ejército el que llevó a cabo el operativo y finalmente la detención del hijo del Chapo Guzmán. Las redes sociales señalan que el operativo fue dirigido y ejecutado por policías extranjeros y los soldados mexicanos solo participaron en instalar el cerco para evitar una posible fuga.
La incapacidad policial se demuestra una vez más. No porque esté infiltrada como dicen los que quieren justificar la presencia militar en asuntos de policía. La insuficiencia de estados de fuerza policiales y una Universidad de la Policía sin saber que hacer, deben obligar a resolver una necesidad policial a corto plazo. La seguridad ciudadana está en manos de los criminales.
Cuestiono la rueda de prensa que dieron en las instalaciones de lo que queda de la llamada Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, porque no fue una rueda de prensa sino una información expuesta por la propia titular de dicha secretaría y el Secretario de la Defensa Nacional, porque no quisieron exponerse a ser evidenciados en las condiciones en que se llevó a cabo el mencionado operativo militar y la detención de Ovidio Guzmán.
Suspensión de garantías de facto. Los sinaloenses arrodillados por delincuentes y una autoridad sometida por ellos ante una estrategia de seguridad totalmente fallida, la grieta que se abre en riesgo de la seguridad ciudadana debe ser puesta urgentemente en los sectores sociales de opinión y se tomen las decisiones que resulten más convenientes, porque está visto que las autoridades han sido incapaces para resolver ese grave problema.
¿Se reanudarán normalmente las actividades en todo el Estado? O habrá que pedir permiso a los que provocaron el desorden?
¿Usted qué opina?