La sociedad sinaloense vive una crisis de temor sin precedentes. La inseguridad no para y las muertes continúan multiplicándose. Los jinetes del terror actúan impunemente.
Noviembre 14 de 2024.
La Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pública se quedó muda. Es un imperativo que en este estado de cosas se pronuncie y proponga estrategias para detener este flagelo y que se remuevan a los mandos policiales y de la Fiscalía estatal. No le aportan a Sinaloa ningún resultado. Por el contrario, se han convertido en un obstáculo para la seguridad ciudadana.
Los mandos superiores de la Fiscalía se encuentran en investigación y se les suma otro escándalo por evidentes actos de corrupción en la corporación policial investigadora, y también se guarda silencio. Desde la secretaría de seguridad pública se solapa la verdad de las cosas: ¿algún acuerdo en lo oscurito?
Las fallas en seguridad han sido muy notorias y escandalosas. Tan solo ayer se tenían noticias hasta poco después de las ocho de la noche de catorce homicidios, uno de ellos tumultuario (nueve) y alrededor de las nueve de la noche se reportó otro donde al parecer se encontraron veintitrés cuerpos sin vida en una camioneta en Cosalá. Ningún medio informativo oficialista lo ha informado.
Refiriéndose a los hechos de violencia que sufre la sociedad sinaloense, el empresario Agustín Coppel, manifestó en un foro “Mar de Cortez”, que la violencia representa un gran fracaso del gobierno y ciudadanos. Llama la atención cuando se refiere que los ciudadanos también son corresponsables del fracaso en las estrategias de seguridad implementadas por el gobierno del Estado.
Quizá tenga razón en su comentario el señor Agustín Coppel cuando menciona a los ciudadanos como corresponsables de la falla estrepitosa de las estrategias de seguridad, si es que las ha habido. Se refería seguramente a que la Coordinación General no ha tenido la suficiente autoridad para exigir al Estado resultados efectivos en el combate a la inseguridad. En efecto, la violencia impuesta por los grupos criminales que campean en el Estado ha rebasado al gobierno.
El escándalo de la inseguridad se vuelve más intenso, crece y la gente se desespera. Nadie está seguro ni en sus casas. Cortinas de humo no tardaron en aparecer. Quieren apagar las llamaradas que despiden los fusiles de la discordia.
Ahora es el Instituto Estatal Electoral el que rechaza la solicitud ciudadana para la revocación de mandato del Ejecutivo Estatal porque se estaría aplicando de manera retroactiva la ley electoral de Sinaloa. Una interpretación errónea del principio de “retroactividad de la Ley”.
Sin duda que es una resolución distractora y muy oportuna por este clima de inseguridad que vive el estado. El Ejecutivo Estatal de inmediato aprovecha la oportunidad y anuncia que solicitará al Instituto Electoral estatal que deje sin efectos lo resuelto y que de entrada a la solicitud de revocación de mandato. ¿Qué el Ejecutivo no debe permanecer al margen de ese tipo de intervenciones ante un derecho exclusivamente ciudadano?
Aun así, de ninguna manera se quiere que el Gobernador se vaya. Tampoco es cierto esa intriga mediática perversa de esos columnistas de periódico pagados por el gobierno, de que hasta los que tienen procesos penales por “corrupción” están interesados en la salida del Gobernador. No hay cómo quedar bien ante su amo que aun cuando los fustiga con el látigo del desprecio, le besan los pies.
Los problemas políticos y de inseguridad que se han desatado en el Estado, deben tener solución. El gran problema es lo ocurrido el veinticinco de julio pasado. ¿Cómo se podría resolver?
La investigación del homicidio está en el escritorio de la Fiscalía General de la República, y, el esclarecimiento de los hechos, está en su cancha y se esperan respuestas. ¿El asunto de la traición quién y cómo se resolverá?… Los asesores y operadores políticos del Gobernador, si es que lo son, le siguen fallando. Parece que en lugar de ayudarlo a resolver los problemas, se los avivan más. ¿Cuán será el siguiente episodio para que no naufrague el barco?
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.
