El Hijo del hombre ha venido a dar la vida por la redención de todos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 3-4
Anuncien a todos los pueblos la gloria del Señor, sus maravillas a todas las naciones, porque grande es el Señor y muy digno de alabanza.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los pueblos, de forma que así perdure la obra redentora de Cristo hasta el fin de los tiempos, despierta los corazones de tus fieles y haz que se sientan llamados a trabajar por la salvación de todos, con tanta mayor urgencia, cuanto es necesario que, de todas las naciones, surja y crezca para ti una sola familia y un solo pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Caminarán los pueblos a tu luz.]
Del libro del profeta Isaías 60, 1- 6
Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará, y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 116, 1.2.
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio. Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R. Porque grande es su amor hacia nosotros I y su fidelidad dura por siempre. R.
SEGUNDA LECTURA
[Acerquémonos con plena confianza al trono de la gracia.]
De la carta a los Hebreos 4, 14-16
Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya. El Hijo del hombre vino a servir y a dar su vida por la redención de todos. R. Aleluya.
EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido a dar la vida por la redención de todos.
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?”. Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replico: “No saben lo que piden.
¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?”. Le respondieron: “Si podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.
Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya ven que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino servir y a dar su vida por la redención de todos”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Oremos a Dios Padre, por medio de Jesucristo, su Hijo, que se entregó por la salvación de todos:
1. Para que los pastores y los fieles sean para el mundo anuncio claro y sacramento eficaz de la salvación que Dios prepara a todos los pueblos, roguemos al Señor.
2. Para que los hombres de todos los pueblos, religiones y culturas, en su esfuerzo por encontrar a Dios, descubran con gozo que el Señor no está lejos de cada uno de ellos, roguemos al Señor.
3. Para que los pueblos que sufren por la pobreza, el hambre o las guerras obtengan un mayor desarrollo y gocen de la paz, y así puedan recibir con mayor facilidad el anuncio del Evangelio, roguemos al Señor.
4. Para que nosotros y los fieles de nuestra comunidad seamos luz del mundo y sal de la tierra, y así la gente que nos rodea –al ver nuestras buenas obras– dé gloria también al Padre del cielo, roguemos al Señor.
Señor Dios, que amas a todos los hombres y quieres que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, escucha nuestra oración y haz que el Evangelio de tu Hijo sea proclamado por todos los cristianos y recibido, con gozo, por todos los hombres de buena voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que lleguen a tu presencia soberana los dones de tu Iglesia suplicante, del mismo modo que fue tan grata a tus ojos la gloriosa pasión de tu Hijo, nara la salvación del mundo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mc 16, 15
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que la participación en tu mesa nos santifique, y concede que todos los pueblos reciban con gratitud, por medio del sacramento de tu Iglesia, la salvación que tu Unigénito consumó en la cruz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.