No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
MR p. 422 [420] / Lecc. II p. 16. LH Semana II del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, de quien todo bien procede, escucha nuestras súplicas y concédenos que comprendiendo, por inspiración tuya, lo que es recto, eso mismo, bajo tu guía, lo hagamos realidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Yo quiero amor y no sacrificios.]
Del libro del profeta Oseas 6, 3-6
Esforcémonos por conocer al Señor; tan cierta como la aurora es su aparición y su juicio surge como la luz; bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia de primavera que empapa la tierra.
“¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? Tu amor es como nube mañanera, como rocío matinal que se evapora. Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte con mis palabras. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 49, 1 y 8. 12-13. 14-15
R. Dios salva al que cumple su voluntad.
Habla el Dios de los dioses, el Señor, y convoca a cuantos moran en la tierra del oriente al poniente: “No voy a reclamarte sacrificios, ante mí están siempre tus ofrendas. R.
Si yo estuviera hambriento, nunca iría a decírtelo a ti, pues todo es mío. ¿O acaso yo como carne de toros y bebo sangre de cabritos? R.
Mejor ofrece a Dios tu gratitud y cumple tus promesas al Altísimo, pues yo te libraré cuando me invoques y tú me darás gloria, agradecido”. R.
SEGUNDA LECTURA
[Su fe se robusteció y dio con ello gloria a Dios.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 4, 18-25
Hermanos: Abraham, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Y su fe no se debilitó a pesar de que a la edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenía vigor, y además, Sara, su esposa, no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no dudó ni tuvo desconfianza, antes bien su fe se fortaleció y dio con ello gloria a Dios, convencido de que él es poderoso para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia. Ahora bien, no sólo por él está escrito que “se le acreditó”, sino también por nosotros, a quienes se nos acreditará, si creemos en aquel que resucitó de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Le 4, 18
R. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos. R. Aleluya.
EVANGELIO
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre misericordioso, con aquella confianza filial que el Espíritu de Cristo ha infundido en nuestros corazones:
1. Por el santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios, que lo eligió como obispo de toda la Iglesia, le conceda una vida larga y feliz y lo asista en la misión de gobernar el pueblo santo de Dios, roguemos al Señor.
2. Por nuestra patria y por sus gobernantes, para que Dios les inspire pensamientos y decisiones encaminados a una paz verdadera, roguemos al Señor.
3. Por los que están en camino de conversión, por los que se preparan a recibir el bautismo o preparan el bautismo de sus hijos: para que Dios les abra las puertas de su misericordia e introduzca a los nuevos hijos de la Iglesia en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
4. Por nuestros familiares y amigos enfermos, para que Dios escuche sus súplicas, realice sus deseos y haga que, en su tribulación, experimenten el gozo de la misericordia divina, roguemos al Señor.
Padre santo, que quieres misericordia y no sacrificios y acoges a los pecadores en tu mesa, haz que nuestra vida, transformada por la fuerza de tu amor, nos lleve a una total entrega a ti y a todos nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad nuestro servicio para que esta ofrenda se convierta para ti en don aceptable y para nosotros, en aumento de nuestra caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 17, 3
Señor, tú eres mi fortaleza, mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que la virtud medicinal de este sacramento nos cure por tu bondad de nuestras maldades y nos haga avanzar por el camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.