En una encuesta rápida en el centro de Culiacán, encontraremos que el 90 por ciento trae amuletos como medida de protección espiritual, porque se sienten inseguros ante el entorno de violencia que se vive todos los días.
Diciembre 7 de 2024.
En estos días de ansiedad, inseguridad y temor a causa de los hechos violentos que se han presentado en el estado, se ha detectado un “renacer” de los aspectos mágicos y religiosos, sobre todo en el uso de amuletos de protección de todo tipo y otras prácticas que a la población le generan consuelo y seguridad, compartió la doctora Olga Beatriz García Rodríguez, directora de la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
“Si hacemos una encuesta rápidamente en los que se suben al camión, encontraremos que el 90 por ciento trae amuletos porque están teniendo que salir a un entorno donde no saben qué va a pasar”, expresó la especialista en temas de religiosidad.
Informó que en septiembre, cuando se presentó la situación de eventos violentos en la ciudad, inició un estudio para detectar cómo iba a responder la población en esos momentos de ansiedad, temor, entre otros sentimientos, tomando en cuenta que a la religión se acude en busca de consuelo a las emociones.
“Ante las encuestas que realizamos sí vimos un consumo más profundo de veladoras, o bienes de salvación le llamamos en Antropología y Sociología, que se acentúa la compra-venta de salvación, desde veladoras, oraciones, amuletos, contratar misas, realizarse limpias y demás rituales que funcionan en esta carta interminable de religiosidad”, dijo.
En el estudio se observa que en los supermercados rápidamente se agotan las veladoras, se popularizaron oraciones vías WhatsApp o por redes para prevenir cualquier actividad de violencia, se comparten pasajes de la Biblia, se consumen más amuletos incluso de origen afrocubanos o yoremes, se mandan hacer más misas donde cambió la petición: se pide por el familiar difunto y por la seguridad de las familias, se usan más los collares y pulseritas de protección y se incrementaron las “limpias”.
“Los especialistas en rituales como les llamamos a toda la gama de curanderos, sobadores, brujos, yerberos, tuvieron y han tenido mucho trabajo; lectura de cartas también subió bastante, los oráculos, todo eso que te puede hablar del futuro porque son actividades o rituales que a la gente le generan consuelo y cierta estabilidad ante un entorno donde no tienes certidumbre de nada”, opinó.
“Uno hace lo que puede con sus herramientas, y aunque no seas considerado como muy religioso, está el dicho de bueno, por si las dudas, nada me quita, no me hace daño, vamos a mandar hacer esto, vamos a hacernos una limpia son parte de tus herramientas de autocuidado ante la incertidumbre del estado o de quien te generaría seguridad en condiciones normales”, dijo.
Expuso que antropólogos y sociólogos evolucionistas han debatido por años que a mayor ciencia menor religión, en el mundo entero se ha visto que no es así, la religión y las prácticas mágicas son una constante y en momentos de ansiedad se da un “renacer” muy marcado.
“El decretar, el visualizar, la ley de la atracción, eso también cabe dentro de las prácticas mágico religiosas (…) vamos incorporando más prácticas religiosas y mágicas a nuestra religiosidad, entonces es lo más normal que cuando surjan eventos que me generan ansiedad, incertidumbre, temor voy a recurrir a estas prácticas (…) tal vez un amuleto de San Judas, un amuleto de la Santa Muerte, otro de Malverde, otro de Yoruba, pero dices ¿no es la misma religión?, no, los vas acumulando, es religiosidad a la carta”, manifestó.
Agregó que no se puede juzgar si es verdadero o falso el poder de las cosas, pero si la persona está más tranquila, menos ansiosa o temerosa y encuentra en ellas consuelo cumplió la función anímica de la religión; planteó que después de este periodo seguramente se tendrán más confesiones de gente que no creía en nada y empezó a creer.