La organización colectiva nace como resultado de la lucha obrera ante la opresión patronal. Sacrificio de muchos para beneficio de pocos.
Aparece con rango constitucional en 1917 el derecho de los trabajadores a formarse en sindicatos y concediéndoseles la huelga para alcanzar los fines equilibradores entre el trabajo y el capital. Normas jurídicas de nivel social de trascendencia, pero con muy pocos resultados en nuestros días.
El sindicato, fue cooptado desde sus inicios, actuar de manera separada dificultó el ejercicio de sus derechos. La fuerza del capital se imponía ante una aspiración obrera que avanzaba pero que no alcanzaba a concretar sus fines.
La convulsión originada por el reconocimiento al derecho obrero de sindicalizarse y a ejercer la huelga como medio legal para mejorar las condiciones laborales. Aparece la contratación colectiva. Instrumento jurídico que solo se les concede a los sindicatos y la huelga a los trabajadores.
Sin embargo, el sindicato y su actuación individualizada, le imponía retos muy difíciles que lo hacían tropezar continuamente. Las condiciones sociales y políticas en los inicios del siglo veinte estaban muy revueltas, había colisiones entre simpatizantes de los grupos revolucionarios en el gobierno y militancias obreras con ideologías políticas contrarias.
La unión de sindicatos para fortalecer sus acciones colectivas permite la creación de la primera central obrera mexicana, la CROM (confederación regional obrera mexicana). La disidencia política y la todavía fresca ideología floresmagonista, hizo que el Comité de la Federación Comunista del Proletariado Mexicano, convoca en febrero de 1921, a una reunión obrera en la que fue creada la Confederación General de Trabajadores (CGT), en respuesta contra la legitimación de las organizaciones de trabajadores como la CROM ante el Estado, destacando el contubernio de dicha central obrera con el gobierno y adulterando los auténticos objetivos del movimiento obrero.
La acción política gubernamental siguió tejiendo los hilos de control en las organizaciones sindicales. Era necesario consolidar la unión obrera para dar estabilidad a un gobierno que no alcanzaba a cimentar las todavía agitadas condiciones sociales y políticas con motivo de la muy cercana lucha revolucionaria vivida en el País.
Fue la visión política de Lázaro Cárdenas lo que hizo posible aglutinar la fuerza obrera mexicana en una organización que le diera rumbo y certeza para mejorar sus derechos laborales. Se crea por tal motivo en 1936 la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Dicha central de trabajadores cubrió un ciclo de esperanza en el sector obrero organizado de México. Sin embargo, la finalidad auténtica de los autores de la lucha obrera, se perdieron allá en los contubernios entre dirigentes, empresarios y el gobierno.
El sindicato en nuestros días ha dejado de ser la organización confiable para mejorar las condiciones colectivas de sus miembros. La lucha obrera ha sido subordinada a dirigentes comprometidos con el poder del capital.
Patrimonios formados con la dádiva patronal para celebrar y revisar contratos colectivos que están muy lejos de resolver las necesidades de un obrero para vivir con dignidad y decoro. Hoy son cuatro centrales obreras las que afilian al mayor número de trabajadores mexicanos.
La CTM, la CROM, la CROC y la UNT. Aparece no hace mucho, una nueva central de trabajadores, la llamada Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) formada por Pedro Haces Barba militante distinguido del partido político MORENA.
La reforma laboral, debe ser de aliento para el trabajador organizado. Tendrá la posibilidad democrática de elegir a sus lideres mediante voto personal y secreto, y aprobar los proyectos de contratos colectivos de trabajo y convenios de revisión, entre otros como la libertad sindical. ¿Dicha reforma acabará con la corrupción de dirigentes sindicales?
Movimiento obrero mexicano. Ilustre en sus orígenes. Triste realidad en nuestros días.
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