Censurable Presidente cerrar con cerca metálica el frente del Palacio Imperial para evitar, según usted, que las mujeres dañaran el histórico inmueble como resultado de sus protestas, con motivo del día internacional de la mujer.
Hemos visto actos de vandalismo, es cierto, pero en ellos llevan el repudio a una desatención cruel ante tantas agresiones que han sufrido ante una autoridad insensible para resolver el problema.
Denuncias han sido numerosas y se siguen multiplicando, el feminicidio se vuelve cada vez más inhuman. Hechos de barbarie que no se investigan, la gran mayoría de los casos se guardan sin resolver. Es un delito que ha sido minimizado por lo que se ve, a la mujer se le ha revictimizado, se le responsabiliza de lo que sufre sin obtener respuestas. Los autores del crimen, gozando de impunidad y disfrutando su libertad.
Presidente, demuestre capacidad de diálogo, utilice un discurso que de confianza, hable con más soltura y no provoque que al escucharlo la gente bostece.
No siga cometiendo horrores como si fuera su gran hazaña, defender aun con el repudio social a un agresor sexual como candidato al gobierno de Guerrero. Esa defensa de quien se supone es el líder de las instituciones nacionales, causa a la mujer ultrajada por el personaje de marras
vergüenza y deshonor.
Coordine una gran alianza nacional, para que, en las fiscalías de la República, funcionen unidades especializadas equipadas y profesionales, para atender con prontitud el delito de feminicidio. Es posible evitar más muertes, e imponer castigo a los autores del crimen.
No ha habido interés Presidente, ni del gobierno federal que representa, ni de los estados y municipios en castigar ese crimen, parece que la mujer no es humana y que fomentan que la sigan maltratando. Por ello, la protesta se justifica y el coraje no es más que la manifestación de repudio a los rechazos recibidos.
Usted se ha referido invocando a la mujer como la autora intelectual de la educación y la formación familiar, que sin descanso atiende la funcionalidad del hogar, y su amor intenso cobija cualquier necesidad como si no hiciera falta.
La violencia, que la perjudica, no es más que el resultado de una ineptitud oficial que está a la vista de todos, que alimenta el enojo y se traduce en agresión. Por ello, le digo, una cerca, enardece, y la acción se vuelve más crítica.
Concilie Presidente, acérquese con la mayor humildad, atienda la demanda ciudadana y exija que la impunidad se destierre. No solo es el femicidio, es el crimen en general.
No escude su ineficiencia con muros de vergüenza y deshonor, vale más una vida o muchas vidas, que una cerca en su Palacio Imperial. No es que no importe el valor cultural e histórico del inmueble en mención, sino su actitud de desprecio en escuchar el dolor de la mujer.
Se requiere policía civil para poder avanzar en el combate a la impunidad, no comparto su afirmación que la policía se distinga por su corrupción, es el gobierno como el que usted comanda, quien se ha encargado de sellar el repudio social a la policía civil.
Aplauda Presidente, el valor de la mujer, deje que mitigue la frustración por su dolor, no le impida que se acerque a su pedestal, lo que quiere es atención y solución a su pesar. No la rechace, tampoco la ofenda, pues una mujer que no es atendida en su angustia, es como una madre suplicando su atención.