CO-PROPIETARIO DE
Por Javier Salazar Rodríguez.
Octubre 21 de 2024
Uno de estos días, en que salimos de compras, de esas necesidades que no pueden esperar y nos dirigimos mi esposa y yo a cubrir las carencias; pues andaba en una tienda de ropa, donde logramos conseguir lo poco que ocupábamos, pero a un señor que también estaba de compras, lo llevaba su mujer, y esto lo digo porque era quien le decía qué hacer, ahorita les narro con calma lo más fuerte.
A decir verdad, yo no me daba cuenta, al inicio, pero después de varios regaños, o llamadas de atención de la señora a su marido, quiero pensar que esa era la correlatividad que los unía; le decía que, ese pantalón, no le quedaba a la camisa y que debía saber cómo habría que combinar, porque ya sabía, ella, que era muy bruto él.
Y si hubiese sido, sólo así, como les estoy narrando, tal vez no nos habríamos dado cuenta, pero era una forma muy singular de decirle lo que tenía qué hacer. Y el amigo, con toda la calma del mundo, le hacía caso en todo y a todo lo que le decía la mujer.
Que quede claro que yo no estoy de acuerdo con el machismo, pero con ese feminismo acelerado, tampoco; yo no creo que se vea bien que el hombre sea muy macho y que mande y determine en todo con su esposa; pero que la otra parte, se dé a conocer por los regaños y las amenazas, híjole, qué difícil para ese pobre señor.
La única ventaja de todo esto, es que al parecer era la señora la que iba a pagar, por lo que se alcanzaba a ver. Porque si encima de esto, él tenía que pagar, si cobra tintes de dramatización, de hecho, me inspiró para hacer este escrito, me inspiró para no dejarlo pasar sin antes hacerles llegar esta información a ustedes que comúnmente me leen, gracias por hacerlo.
Considero que nadie tiene derecho a ser tu co-propietario, que nadie tiene derecho de mandar en otro, y nadie es dueño de la voluntad de otra persona, a reserva de que sean nuestros hijos y los estemos educando, formando, para la vida. Eso salva un poquito esa idea.
Pero que tu pareja decida cómo habrás de combinar tu ropa, tu vestimenta, en términos generales. ¡Ah caray, eso, creo que no se vale!
Ahí la reflexión, para que nos animemos a ser propietarios únicos de nuestras decisiones, claro, con responsabilidad, lo que se debe hacer que se haga, pero porque nosotros queremos hacerlo.
No se debe querer cambiar a la persona con la que compartimos la vida, cada quien es como es; pero sí hay muchos que quieren que su pareja sea distinta a lo que es; más bien, la quieren hacer a como les gustaría que fueran, porque así les conviene a ellos.
Mucho cuidado con caer en esas peticiones que no nos convienen. Mejor hay que dejar que sean como son, y si no nos gusta, pues ni hablar, no es quien esperábamos.
¿Usted piensa que tengo razón?
M.C. Javier Salazar Rodríguez.
Miembro activo de la Asociación de Periodistas de Los Mochis APELMO
Director General de la Revista REDes de APELMO
