El ritmo de vida de la sociedad está acelerado. Lo que es indudable, porque lo notamos en todo momento, cuando conducimos, al hacer fila para comprar lo necesario, casi en todo momento nos topamos con personas que están desesperadas por ser los primeros en todo.
Muy probablemente la pandemia aceleró este fenómeno, porque ya existía; si nosotros queremos estar tranquilos se nos dificulta porque los otros lo impiden, sea que te empujan o te piden quitarte cuando haces fila para pasar, imagine en automóvil.
Este es el ejemplo más palpable, cuando conducimos. Casi todos al momento de subirse al volante, inicia con una exigencia exagerada para con los otros; no podría generalizar, porque he visto a muchas personas que conducen con una tranquilidad envidiable, pero si la gran mayoría están en esa situación de desespero.
Se busca que el otro piense igual que nosotros, o cuando menos, que nos dé la razón; si no fuese así, lo descartamos del grupo de personas que podrían ser amigos, eso en el plano de personas que convivimos, pero cuando no se conoce al otro, no nos preocupa que nos vean como patanes. En verdad ocurre.
Uno de los problemas a nivel mundial, aunque sepamos que no es posible que los otros piensen igual que nosotros, lo exigimos, sin saber, a profundidad, que los que se asemejan en pensamiento, será difícil de congeniar, por la misma similitud. Aquí cabe el dicho que dice, “Dos agujas de punta, no se hacen nada”
Por lo regular, nos ocupamos de cumplir nuestros objetivos, casi siempre por capricho. Por desgracia, desde niños, cuando nos tropezamos con la silla, nuestros padres le pegan a la silla diciendo: “Anda, silla tonta, golpeaste a mi hijo”, quiere decir que nos quitan el grado completo de culpabilidad, con ello, nos está diciendo que no nos equivocamos.
Debería ser, entonces: “La silla no es culpable, tal vez no mediste bien tus movimientos, pero para la próxima ten más cuidado y ve dónde están los objetos”, se me ocurre que podría ser.
En su generalidad, el ser humano quiere que el tiempo pase rápido, pero no sabe disfrutar el momento que tiene, el que está viviendo, el presente. Acordémonos que el futuro es muy incierto; que el pasado, ya se fue; lo verdaderamente importante, es el presente. Si tú estás leyendo ahorita, significa que estás vivo, aprovecha el momento. Carpe diem.