Narcotráfico y política una mezcla muy añeja. La delincuencia organizada dedicada al narcotráfico quiere el control político total. México es el blanco.
Miércoles 20 de abril de 2022.
En una revisión histórica de los gobiernos de la República, es muy fácil encontrar huellas marcadas de la perniciosa presencia que ha tenido la actividad ilícita dedicada al narcotráfico con personajes dedicados a la política y en el gobierno. Una posibilidad que debemos cuidar para que no se apoderen del control político nacional.
La delincuencia organizada cada vez se manifiesta con mayor beligerancia que encienden los focos de alarma en diferentes regiones el País. No se quiere o no hay capacidad gubernamental para enfrentarla y desterrarla.
Los abrazos y no balazos como slogan en esta administración federal para combatir la delincuencia, ha sido un fracaso, exponiéndonos a todos de que el País quede en manos del crimen organizado. Las fuerzas armadas y las policías han sido infiltradas por la delincuencia organizada.
El gobierno se molesta cuando se les cuestiona su incapacidad en el combate a la criminalidad. El maridaje entre delincuentes y autoridades está a la vista. No se han emprendido acciones reales para abatir cualquier manifestación antisocial o criminal. Parece que los criminales tienen más derechos que el ciudadano de bien.
Los mandos superiores de las fuerzas armadas han caído en sospecha en su lealtad institucional para cumplir con la responsabilidad que les han encomendado. En el uniforme militar que portan les aparece algunas manchas. La detención del exsecretario de la defensa y el mando nacional de la marina involucrado en los hechos de Ayotzinapa.
El Presidente, debe ejercer su autoridad sin titubeos. Donde haya duda de lealtad a la función que se ejerce, la sustitución del mando debe ser inmediata. Si al policía se le exige honestidad y lealtad a su función; al personal militar, como depositarios de la defensa de nuestra soberanía deben honrar la institución a la que pertenecen.
La delincuencia organizada avanza. Se manifiesta y crece con una celeridad asombrosa. Sus alfiles y peones están por todas partes. Sus considerables fortunas les aporta poder y control en las esferas del poder político. A las organizaciones criminales les interesa relacionarse con los personajes que crecen al amparo de la política y los impulsan a posicionarse en el gobierno.
Las redes de complicidad son bastante complejas. El ejercito de subordinados es muy superior a lo que se imagina cualquier ciudadano común. Desde un vigilante callejero al titular de una presidencia municipal, de una gubernatura, de una secretaría de estado, diputados y senadores y por qué no, hasta el Presidente de la República.
Los sistemas de información e inteligencia del estado mexicano registran en sus bitácoras una abundante cantidad de datos que dejaría estupefactos a muchos de nosotros. Tienen nombres, puesto que desempeñan, empresas que administran, círculos de amigos y políticos cómplices. La permisibilidad en el gobierno está muy evidenciada. La delincuencia organizada crece por esas redes de complicidad que se mantienen vigentes y que han sido la causa de que los delincuentes no sean apresados en su gran mayoría.
Las detenciones son por consigna. Se incumplen protocolos en el comportamiento en sus actividades criminales. La sociedad está consciente que el combate a la criminalidad ha sido una completa y absoluta simulación.
Los mandos policiales o militares que se interesan realizar acciones contra la inseguridad prontas y efectivas son su peor enemigo. Cumplir con responsabilidad y lealtad a los compromisos institucionales causan malestar a los mandos políticos en el poder porque comprometen sus compromisos.
Quedó en el tintero de la sospecha que la pasada elección metió las manos el narco, que financió campañas electorales y que el elector fue inducido a votar por el candidato de sus preferencias. Cuidado con esos compromisos, la delincuencia organizada cobra demandas incumplidas.
La seguridad personal se pone en riesgo. 2024, debe ser ejemplo de civilidad y de transparencia electoral. Fuera toda intervención criminal en la política y en el gobierno. La sociedad y nuestras instituciones peligran.