Es ridículo que las comisiones de derechos humanos no gubernamentales (ONG) cuestionen el nombramiento de un militar en la subsecretaría de Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal.
Martes 17 de enero de 2023.
Organizaciones ciudadanas que se han quedado lejos para convertirse en un verdadero contrapeso de las Comisiones de Derechos Humanos del gobierno. Sorprende su cuestionamiento porque en su mutismo la militarización de la seguridad pública ha cobrado una decepcionante realidad.
Conocieron oportunamente la burda reforma Constitucional para incorporarle diversos artículos transitorios para, según el Presidente, legalizar la presencia militar en las calles y pudieran actuar como policías sin que se viera ninguna protesta de su parte.
Fueron testigos de la complicidad de los legisladores federales para concretar esa reforma y se enteraron también de las amenazas de investigación y encarcelamiento de algunos de ellos si se oponían a la mencionada reforma, también se esperaban pronunciamientos de su parte y no se escucho nada.
La corrupción señalada contra algunos legisladores por su paso en la administración pública era muy evidente, fueron aves que cruzaron el pantano y se mancharon. El temor fue la causa de dieran ese voto reformatorio para dar paso al proceso de la militarización policial.
El reproche por parte de grupos de la sociedad civil organizada no hizo esperar, pero la respuesta de los legisladores cómplices fue que el voto lo habían otorgado porque era necesario que el gobierno dispusiera de la totalidad de la fuerza armada militar para abatir el problema de la inseguridad. Todo fue un vil engaño porque el delito y la inseguridad ha crecido en todo el País.
Las ONG, de derechos humanos, saben bien que los abrazos y no balazos, ningún beneficio le han traído al País y a la sociedad en general; por el contrario, la violencia se ha generalizado y el terrorismo delincuencial a hecho estragos como ha ocurrido en Sinaloa con los muy conocidos culiacanazos.
Ha faltado coordinación y mayor empuje en la defensa de los derechos humanos de las comisiones no gubernamentales, porque tampoco se escucharon en la muy difundida y cuestionada segunda reforma a los propios transitorios de la Constitución para ampliar la presencia militar en las calles hasta el 2028. El capricho presidencial una vez más se imponía ante unos legisladores incapaces de oponerse por su temor a ser encarcelados por corruptos.
Muchos han sido los motivos para manifestarse dichas comisiones, y hoy se dejan escuchar por el nombramiento de un militar en la Subsecretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, cuando el mando de la Guardia Nacional desde su creación ha sido militar y lo más aberrante es que la propia Guardia Nacional ha pasado a depender de la Secretaría de la Defensa Nacional en violación flagrante al artículo 21 de la Constitución Federal con la complacencia de los legisladores y el silencio de las comisiones de derechos humanos oficiales y no gubernamentales.
Esas comisiones no gubernamentales deberían unirse para convertirse en una fuerza real de poder contra las aberrantes violaciones a la Constitución Federal que ponen en riesgo los derechos humanos de la población.
La defensa de nuestro sistema constitucional y democrático es una prioridad que bien vale la pena hacer ese esfuerzo. No parezcan patitos de papel.
¿Usted qué opina?