Fecha de recuerdos, de sentimientos y tristeza, pero sobre todo de reconocimiento a la Madre por su entrega, por su amor y la formidable sensibilidad que impone en la edificación de la familia.
Es un día memorable, pero es el momento del homenaje. Madre se es todos los días, cuida, atiende, educa, viste y vela, los hijos la requieren a cada momento. El manto protector de la Madre es el refugio natural que nos resguarda de la epidemia social que nos invade.
Le exigimos no pedimos, la ofendemos y nos sonríe. Nos aislamos y nos busca, y en muchas ocasiones desdeñamos la nobleza de su amor.
La Madre, es mujer, es ama de casa, es esposa, es muchas cosas, pero también es persona. Tiene un espacio social que comparte con iguales, también tiene aspiraciones tan dignas como querer servir a su familia social. Quiere sitios dignos donde crezcan y se desarrollen sus hijos, su familia, donde todos tengamos la oportunidad de vivir en paz y
con bienestar.
La Madre, no solo se distingue en el hogar, en la oficina, en la academia o en la investigación, también resplandece en la política. Escuchamos su discurso y reconocemos sus aspiraciones. Su lucha no es de hoy, han sido muchos años de opresión y los espacios que ha ganado con su sello se han quedado. Tiene convicciones.
Las defiende con pasión, y un tatuaje las distingue, no se dejan corromper. Lucha con pasión. Su entrega no es ociosa. ¿Si construye familias por qué no gobiernos?
Su avance deja huella, se incorpora a la Constitución Federal con igualdad y derechos, borra de la epístola de Melchor Ocampo la sumisión frente al varón e impone la paridad en materia electoral, para compartir sin distinción los compromisos políticos que nos exige la Nación.
Hoy gobiernan estados y municipios, legislan, dirigen y administran empresas. Algún día las veremos mandar instituciones armadas.
Hablar de la Madre, es escribir poemas, es exaltar sus virtudes, es llorar y reír, es felicidad.
Hoy quiero expresar aquí con toda mi emoción que disfruten este día no porque alguien se los haya concedido, sino porque ustedes a pulso se lo han ganado.