Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia. Simone de Beauvoir.
El martes pasado fue asesinado en Zitácuaro, Michoacán el periodista Armando Linares López, editor del medio Monitor Michoacano, para elevar a ocho el número de comunicadores asesinados en estos primeros tres meses del año.
El 31 de enero pasado también fue abatido por balas asesinas Roberto Toledo, reportero y colaborador del hoy victimado Armando Linares.
Si nuestro país desde hace años tiene fama como un lugar peligroso para los periodistas, hoy mas que nunca esto es una realidad. Desde el año 2000 hasta la fecha, la organización Artículo 19 registró 151 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor profesional.
Como lo es el hecho de que la violencia está hoy mas que nunca enseñoreada en nuestro México.
No hay día en que no se registren varios asesinatos, incluso masacres masivas.
Todo gracias a la impunidad de que goza el crimen organizado y los discursos de odio que cotidianamente lanza el presidente López Obrador desde sus “mañaneras” en contra de los periodistas y medios que le critican, le señalan los errores y corrupción de su gobierno y no se postran a sus pies como lo hacen algunos, la mayoría los menos importantes y con menor credibilidad.
El discurso de abrazos no balazos se ha convertido en el escudo de impunidad para importantes grupos del narcotráfico.
Sus embestidas contra periodistas y la libertad de expresión han trascendido nuestras fronteras y provocado reacciones críticas de medios de otros países.
Incluso el Parlamento Europeo emitió una resolución demandando al presidente López Obrador respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión.
La reacción fue la de un irritado cacique con una respuesta que dista mucho de ser ejemplo de diplomacia calificando a los parlamentarios europeos de borrego y les dice en su respuesta: “Sepan diputados europeos, que México ha dejado de ser tierra de conquista y, como en muy pocas ocasiones en su historia, se están haciendo valer los principios libertarios de igualdad y democracia.
Aquí no se reprime a nadie, se respeta la libertad de expresión y el trabajo de los periodistas. El Estado no viola los derechos humanos como sucedía en gobiernos anteriores, cuando ustedes, por cierto, guardaron silencio cómplice”.
Afirma que no se reprime a nadie, pero deja que sicarios lo hagan impunemente. Para eso es el pacto no escrito pero plasmado en la frase “abrazos no balazos”
Asegura que no se reprime a nadie pero casi todos los días ataca desde sus “mañaneras” a los periodistas críticos.
Es intolerante a la crítica.
Sus menciones a los comunicadores críticos e independientes son verdaderos discursos de odio que tienen receptores en sus fanáticos y los delincuentes que gozan de protección.
Gracias a la impunidad, van ya ocho periodistas asesinados tan solo en los primeros meses de este 2022 y en lo que va del mandato del presidente López Obrador ya van 31.
Creo que es hora de que López Obrador se baje del pedestal y deje a un lado sus rabietas.
Debe asumir en serio su papel de primer mandatario, cancele el de sátrapa que utiliza.
Debe escuchar y atender las críticas, asumir sus funciones de Jefe de Estado, respetar para ser respetado.
¡Ya basta, señor Presidente!
Le recuerdo las palabras de Liu Xiaobo. Defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 2010:
La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad.