Cuando se tiene cierta moral de combate, de poder, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso. Marguerite Duras
La decisión del Gobernador Rubén Rocha Moya de acabar con los privilegios manejados por los líderes del magisterio en Sinaloa ha llevado a la confrontación de loa dirigentes de las dos secciones sindicales 27 y 53.
Primero fue con la Sección 53.
La decisión de la titular de la SEPyC de otorgar la plaza de intendencia a la viuda del trabajador que la había ocupado, en un acto de humanidad, lo que molestó hasta la indignación al dirigente de la Sección, Fernando Sandoval Angulo que declaró el rompimiento de relaciones con la Secretaria Graciela Domínguez Nava.
Para Sandoval las plazas son propiedad del Sindicato y supuestamente las asigna de acuerdo al escalafón laboral lo cual no sucede siempre pues generalmente son ellos dirigentes sindicales los que asignan las plazas de acuerdo a sus intereses o conveniencia.
El Gobernador apoyó a la Secretaria de Educación y advirtió que las plazas no son propiedad del sindicato sino que pertenecen al Estado.
Aparentemente el líder de la 53 se replegó, teniendo encima el proceso para la renovación de la dirigencia.
Se vino el proceso en el que ganó el cuadro manejado por el líder verdadero de la Sección, Daniel Amador Gaxiola, quien desde hace tres décadas mantiene el poder sindical imponiendo a los dirigentes en cada proceso y gozando de privilegios del líder charro que le han permitido enriquecerse, obtener posiciones políticas y acomodar a su gente en diversos puestos de la SEPyC.
Mientras tanto, en la otra Sección, la 27, se gestaba otra confrontación.
Las nuevas autoridades estatales decidieron ajustar los excesos que hay en varias dependencias, pero mayormente en la SEPyC, saturada de maestros comisionados que deberían de estar trabajando frente a grupos escolares.
Y comenzaron a cancelar cambios y reacomodos que se dieron meses atrás en perjuicio de grupos escolares de primaria que dejaron sin maestros.
Era el pretexto que necesitaba la dirigencia de la Sección 27 para lanzar paros demandando la salida del Sub Secretario de Educación Básica, el ex diputado local Horacio Lora Oliva, quien ejecutó las cancelaciones de los movimientos realizados no por la autoridad educativa sino por el sindicato.
Primero la amenaza, luego el primer paro que fracasó porque la mayoría de los maestros del sistema federal no acataron la orden del dirigente, Genaro Torrecillas López, para suspender actividades la semana pasada.
Hoy, nuevamente convocan para jueves y viernes obteniendo, ahora si una obligada mayoritaria participación de maestros que dejaron sin clases a miles de niños.
Ante la actitud de los líderes sindicales, el Gobernador Rocha Moya ha advertido que la rectoría de la educación corresponde al Estado y que es el Estado qui9en otorga las plazas y autoriza los movimientos.
También ha señalado que el sindicato “está actuando más con un criterio político, más que gremial, porque estuvieron acostumbrados a mandar en la Secretaría de Educación Pública, pero eso no es posible…”
Lo cual es una auténtica realidad. Durante muchos años, en efecto, los movimientos en plazas y puestos de la SEPyC (a excepción de la titularidad) eran decididos por las secciones sindicales, principalmente la 53 en donde el que manda es Daniel Amador.
El paro de esta semana ha recibido condenasd de maestros y organizaciones así como desde el Congreso local en donde los diputados Sergio Mario Arredondo Salas, del PRI así como y José Manuel Luque Rojas y Ambrocio Chávez Chávez de Morena expresaron su rechazo este movimiento y afirmaron que detrás del paro no hay ninguna demanda laboral en concreto, sino que simplemente es un movimiento político que busca mantener espacios administrativos que se tenían en la Secretaría de Educación Pública y Cultura.
Ahora bien, las trincheras están dispuestas, pero mas que seguir la confrontación con paros y diretes, lo que deben hacer ambas partes, gobierno y sindicato, es abrir la puerta del diálogo.
Un diálogo que de ninguna manera debe de llevar a mantener las prebendas que exigen los líderes de ambas secciones, pero si establecer acuerdos en beneficio de la educación de las futuras generaciones de sinaloenses.
Los maestros a las aulas y los gobernantes a gobernar.