¡SOCORRO! ¡WE NEED CHAMBA!
Por: Roberto Montoya Martínez
SEPTIEMBRE 28 DE 2024
En este espacio escribimos sobre los artistas de gran cartel, tanto lo bueno como lo malo. Más en esta ocasión, dedico este artículo a los que son artistas de nuestro pueblo.
A una sección de filarmónicos que están pasando las de Caín, gracias al clima de violencia desenfrenada por el que estamos pasando. Aunque tienen sindicato que los defienda, no cuentan con la protección suficiente para poder sobrevivir esta crisis que también afectó a la música. A todos los que quieran saber esta tragedia, se las voy a contar.
El gremio de las bandas sinaloenses se ha unido para buscar la papa tocando en lugares públicos. Todos sabemos lo que sucedió el día 9 del presente mes, huelga recordar los hechos.
A partir de ese día negro todos los sectores de la producción se vieron afectados, incluyendo el entretenimiento. Como una especie de protesta pacífica un pequeño grupo de banderos tocaron ante el palacio de gobierno en la noche del grito, más quien gritó no fue el gobernador con la arenga tradicional, sino los músicos, que, a través de sus canciones, pidieron ayuda.
Producto de esa acción, los filarmónicos decidieron expandirse por toda la ciudad, ya sea en solitario o en conjunto para tocar en las calles a cambio de unas monedas, despertando la empatía del pueblo culichi, que estando como está, no se echa para atrás.
Eso es una muestra de que, ante la adversidad, los culichis le tendemos la mano a quien lo necesita. Es lo menos que podemos hacer por estos músicos que nos brindan sus melodías, en recuerdo de las fiestas que se solían hacer en la noche, y que ahora son tardeadas. Las menos generosas son manos poderosas.
¡Socorro! ¡We need chamba! Es el grito convertido en melodías que lanzan los músicos de banda, que se vieron afectados con la cancelación de todo tipo de eventos, incluido el aniversario de la fundación de Culiacán.
Si ves a una banda sinaloense tocando en el kiosco de Catedral o en el camellón de un crucero, por favor, dales, aunque sea una moneda. Eso se traducirá en el pan de sus hijos y de su hogar, manos que dan, nunca vacías quedarán.
