SALIÓ MÁS CARO EL CALDO QUE LAS ALBÓNDIGAS
Por: Roberto Montoya Martínez
JULIO 20 DE 2024
A Imagen TV le volvió a tronar, y feo. Lo que pudo haber sido su tabla de salvación, terminó por hundir sus esperanzas de hacerse de buenos números.
El reality romántico que amarró muchas parejas no hace amarres ni con brujería. No fue suficiente la simpatía de nuestros jóvenes casamenteros, que, aunque se desviven por agradar al público, se quedan cortos.
Ni porque salieron de la misma empresa que realizó el concepto primero. Será por eso que está fracasando, pues falta el savoir faire que hizo grande esa programación. Pongan ojo al parche.
ENAMORÁNDONOS se está hundiendo peor que el Titánic y la gente lo sabe. Gaby Ramírez y Mauricio Mancera no pueden creer que la nave se va a pique.
Todo mundo esperaba ver lo que se hacía en Azteca, pero para sorpresa de todos copiaron vilmente el arquetipo que manejaron en Univisión, con un pequeño bar, y una banda que ameniza el momento.
La versión de Magda Rodríguez (QEPD) de este reality de origen turco, fue más aceptado, porque se apega a nuestra idiosincrasia. Era de corte más popular.
En cambio, los amorosos que salen en Imagen, en su mayoría son profesionistas y de clase media alta. No se ve a nadie de la colonia Obrera, mucho menos de Tepito que es mi barrio. Tanta sofisticación, aunado a la antipatía de los amorosos, terminaron por jorobar al concepto. Tanto donaire causa desaire.
Salió más caro el caldo que las albóndigas. La gente esperaba el ENAMORÁNDONOS arrabalero y cutre, pero divertido y agradable. No esta burda imitación de su símil hecho por Univisión se extraña el toque de Magda Rodríguez, lo que no nos debe de extrañar que pasados los tres meses de rigor esta programación salga del aire.
Lo que las televisoras quieren son resultados inmediatos, lo que no acaban de entender es que el público no es maje, y no digieren cualquier cosa. Se admiran de TV Azteca y estos tipos de Imagen incurren en la misma práctica. Realizar experimentos que al final resultan fallidos. Quien juega por necesidad, pierde por obligación.
