LO DIJO MONTOYA: GOODBYE, MAESTRO BÁTIZ.


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GOODBYE, MAESTRO BÁTIZ.


Por: Roberto Montoya Martínez

Diciembre 15 de 2024.

La escena del rock nacional se ha cubierto con el negro crespón del luto. Se ha ido toda una leyenda. Un hombre que fue transgresor, que tuvo la escuela fronteriza para hacer buena música.

Fue maestro de Carlos Santana, fiel a sus raíces musicales, y un referente obligado en el rock mexicano. Maestro de varias generaciones de rockeros.

Libró su última batalla contra el cáncer, la cual perdió. Sin embargo, muchos recordaremos sus actuaciones que hizo en escenarios importantes, y su música, que siempre fue de buena manufactura. Recordemos juntos con la fuerza del corazón, lo que fue la trayectoria del maestro Javier Bátiz.

Javier Isaac Medina Núñez nació el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Baja California. En 1957 fundó un grupo llamado Los TJ’s con el que recogió influencias musicales que se recibían en las ciudades fronterizas mexicanas de la música negra, blues y R&B de gente como T-Bone Walker, Muddy Waters, B.B. King, Chuck Berry, Howlin’ Wolf, James Brown, entre otros.

En 1963, Bátiz se mudó a la Ciudad de México. Tres de los integrantes de Los Rebeldes del Rock, los hermanos Tena (Waldo, Américo y Polo), contrataron a Javier para sustituir al cantante Johnny Laboriel, ya que éste pretendía continuar con su carrera como solista.

Los hermanos Tena habían visto actuar a Medina en un club de Tijuana llamado Convoy Club. El propósito de que Bátiz se convirtiera en el cantante de los Rebeldes del Rock no fue posible, debido a la diferencia en su estilo y actitud; Javier venía influido por el rock and roll nacido de la música negra, y Los Rebeldes de Rock ya tenían un estilo y mercado definidos.

Ya como solista actuó en “La Fusa”, uno de los primeros cafés cantantes de los años sesenta en la Ciudad de México; ahí, Javier invitó a dos elementos de los TJ’s de Tijuana para que lo acompañaran; después, con gran éxito desarrolló una temporada en el legendario Harlem, influyendo incluso a pandillas de motociclistas famosos y temibles de aquel entonces, como el caso de “Los nazis” de la colonia Portales.

Para 1968, Javier Bátiz se convirtió en una figura famosa del mundo del blues en México y fue contratado para tocar en el bar Terraza Casino, lo que le generó una temporada exitosa. Personalidades de todas las esferas sociales se reunían todas las noches para acusar llenos impresionantes en ese lugar, incluyendo políticos, artistas e intelectuales. Esa popularidad lo llevó a presentarse en 1969 el primer concierto masivo al aire libre en México, celebrado por autoridades del entonces Departamento del Distrito Federal en la Alameda Central y en donde, según cálculos de testigos presenciales, Javier tocó ante una audiencia de por lo menos 18 mil personas.

Tanto para Javier Bátiz como para la mayoría de los exponentes del rock, la década de los setenta se volvió crítica a partir de la realización del Festival de Avándaro en 1971, evento en el que Bátiz no participó, porque su actuación en el Terraza Casino no le permitió trasladarse al festival a tiempo, por carretera.

En 1969, Jim Morrison and The Doors realizaron cuatro presentaciones en México. Al final de los conciertos, el solitario Morrison huía hacia otros bares de la Ciudad de México. El “Terraza Casino” fue uno de ellos. Allí tocaba todas las noches Javier Bátiz. Éramos amigos, nos conocíamos desde 1967, en un lugar llamado Whiskey a Go-Go, en Hollywood CA, recuerda Bátiz. No era extraño entonces que lo visitara en el Terraza Casino, donde Bátiz tocaba todas las noches de las 12 de la noche hasta las 5 de la mañana.

“Morrison llegaba después de su show, a la 1 o 1:30 de la mañana, se iba caminando dos o tres cuadras, por todo Insurgentes –los dos lugares estaban en la misma avenida–, para verme tocar”, dice Bátiz. “El se ponía muy borrachito y yo tocaba”. Para Bátiz la presencia de Morrison no significaba más que la visita de un amigo. “En ese tiempo todos éramos iguales, las super estrellas eran otras, y los músicos éramos músicos y nada más”. Por eso, dice, ser amigo de grandes artistas, de grandes y buenos músicos, no era cosa extraordinaria.

Es reconocido como profesor de gente como: Carlos Santana, Álex Lora, Abraham Laboriel, Fito de la Parra (Canned Heat) y Guillermo Briseño. Carlos Santana siempre ha sido reconocido como el creador del sonido de Javier Bátiz.

En el año 2000 participó en el Disco Boogie 2000 de Canned Heat, con el tema “The world of make believe”, canción que ocupó los primeros lugares en Europa, lo que le valió para viajar con Canned Heat de gira por Milán, Ceseña, Terramo y Nápoles, en Italia. Presentó su Grabación Metro mental para que apareciese el genio setentero con un tratamiento actual en arreglos y producción de Tony y Beto Méndez y colaboraciones especiales de Álex Lora, Lalo Toral (Los Locos de Ritmo), Guillermo Briseño, Nando Estévane y Fernando Vahaux, entre otros.
En el 2001, presentó un material inédito que se grabó en los 60, llamado El rock de los 60 con Javier Bátiz, que fue reconocido en diferentes espectáculos. Por su trayectoria musical, se creó de él una figura artística en el Museo de Cera de la ciudad de Tijuana.
Entre 2003 y 2004 presentó seis volúmenes del disco Baúl del Brujo. En 2005 presentó una selección de 3 discos llamados Alas Sesiones de Bátiz donde se encuentran canciones inéditas de su autoría. Colaboran en él, artistas como Macaria, Valerie Jodorowski y Baby Bátiz, entre otros. En 2008 presentó el disco El Brujo USA, así como el documental Hecho en México por Fito de la Parra, en Estados Unidos y presentaciones en Santa Ana, CA, en El Whisky a Go-Go de Hollywood, así como en el Festival Blues Fest, también en su libro El vuelo del Ángel.

En 2015 Bátiz regresa con un nuevo disco, inédito, titulado “El laberinto del brujo”, bajo la producción del productor y compositor Guillermo Sánchez Guzmán. El primer sencillo del álbum se titula “La flor del Sans Souci” y está inspirado en una bailarina de nombre Flor que trabajaba en el bar Sans Souci de la avenida Revolución de Tijuana, y que protegía a los músicos (adolescentes, en ese entonces) del lugar Carlos Santana y Javier Bátiz. El Congreso de Baja California le otorgó en el 2024 un reconocimiento a su carrera. Según sus familiares, Bátiz falleció por complicaciones de salud (cáncer) durante la tarde del sábado 14 de diciembre de 2024

Goodbye maestro Bátiz. Siempre fue un deleite disfrutar su música. Un hombre de fina estampa, eso fue usted. Y me dirijo así porque merece todo mi respeto. Quienes crecieron oyendo su música, lo recordarán por siempre. Sus presentaciones en diversos escenarios del mundo, serán por siempre inolvidables. Siempre representó dignamente a Tijuana, lugar donde vio la luz primera, y cuyo nombre llevó tatuado en el pecho. Aquí lo despedimos como lo que fue: Grande entre los grandes. Buen viaje Javier. Y gracias por la música.

POR TODO LO QUE NOS DISTE Y LO QUE EN VIDA FUISTE
MUCHAS GRACIAS JAVIER BÁTIZ DONDE QUIERA QUE ESTÉS
(1944-2024) Q. E. P. D.


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