LO DIJO MONTOYA, 30 DE MAYO DE 2022.


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ÉL SI SE LLAMA JAVIER 1°PARTE

Por: Roberto Montoya Martínez

Lunes 30 de mayo de 2022.

Erase que se era un joven muy inquieto, que soñaba con estar en la radio. Su sueño se hizo realidad. Pero tuvo que hacer una pausa para probar otras áreas de oportunidad. Ahora que han pasado muchos años este chico hecho un hombre maduro, con experiencia, y realizado como hombre de hogar, vuelve al punto de partida. Aunado a lo anterior, ama la música, al grado de ser uno de los mejores DJ’S de la ciudad. Él es Javier Ochoa, quien compartirá un poco de lo mucho que ha hecho

en la vida.

SOY UN PADRE BIEN PADRE

“Más allá de ser la personalidad de la radio que dices que soy, me considero un padre de familia, que está al pendiente de los suyos. Soy un hombre que tiene claras sus prioridades: Familia, trabajo y diversión.

Este último punto va ligado con el trabajo, ya que a eso me dedico en la actualidad. Veo mucho por mis hijos, velando siempre por su bienestar, aunque a veces hay desencuentros. Mis hijos son Javier, Karina y Manuel.

Te los enumero en ese orden, siendo precisamente Manuel el benjamín de la familia. Ellos son la razón de mí existir. Son esa fuerza que me empuja a salir adelante y luchar con denuedo cada día. Me considero un hombre normal. Amo la diversión, una buena charla, disfrutar a los amigos, y conservarlos, siempre y cuando se dejen. Este soy yo”.

EL NEGRO VALDIVIA: MI MENTOR

“Mi historia en la radio comenzó en 1984. Yo vivía con mis padres en la colonia Las Huertas, y uno de mis vecinos era el locutor Sergio Andrés Ayala Valdivia (aka) El Negro, (QEPD). En ese entonces era locutor de XESA, cuyas instalaciones estaban en Obregón y Escobedo, en el edificio de lo que era el Sistema Radio Pac.

La radio me quedaba de camino a la secundaria, y él me daba aventón, claro que lo acompañaba un rato en cabina. Me iba con él a las 5:45 a. m. porque él abría la estación. Su turno era de 6 a 8 a.m. por entonces, los turnos de los locutores eran quebrados, no eran horarios corridos como en la actualidad.

Él Negro tenía a su cargo el programa LA HORA DEL MANDIL, y lo acompañaba media hora, máximo 40 minutos antes de marcharme a la escuela, que estaba algo retirada, estudié en la gloriosa Emilia Obeso.

A partir de ese momento me empecé a involucrar en la radio. Él me hizo una pregunta -¿quieres aprender?- y sin vacilar le tomé la palabra, aunado a que me gustaba la música y que me llamaba mucho la atención lo que él hacía.

Ahí con él me senté por primera vez frente a una consola, teniendo a la mano discos, tanto LP como singles, u na programación musical, una pauta de continuidad comercial, cartuchos y hasta una grabadora de carrete.

Me instruyó en el manejo de la consola, me dijo, el micro entra por tal canal, la tornamesa por este otro, etc. El Negro se ponía a la puerta de la cabina y estiraba el micrófono, él hablaba y tomaba nota de las llamadas del público mientras yo estaba en el master.

El esquema que se maneja hoy día, es decir, el operador en la consola y el locutor aparte, manejábamos él y yo. Así comencé en este negocio, a la tierna edad de 13 años”.

SE ACABÓ LA RADIO PARA MI

“Me marché a Guadalajara en 1989 aproximadamente.

Te comparto un recuerdo vago que tengo en mi mente. Un sábado de tantos acompañé a Valdivia a la radio. Iba en calidad de visita, eran cosa de las 9 a.m. él estaba en turno, entraba a las 8 y salía a las 10. Para ese efecto llegaban los trabajadores administrativos, es decir, el entonces gerente Jesús Díaz Nériz (QEPD), Tere Espinoza, me tocó conocer al también desaparecido Olegario Contreras. Vi como se transmitía la novela de PORFIRIO CADENA.

Sucedió que sonó el teléfono en recepción y Valdivia fue a atender, dejando la consola sola. Yo me había quitado para no meterme en problemas. Como iba a acabarse la canción, yo ocupé el master, ligué la rola con el corte, y Nériz le pidió al Negro que fuera a la cabina porque iba a entrar el corte, pero él, muy desenfadado le dijo al gerente que ahí estaba yo, precedido de sus peores maldiciones, cosa muy común en él. Mientras sacaba el corte, Nériz y Valdivia entraron a Cabina y justamente Nériz me echó de la cabina.

Literalmente me botó de la radio. Tan mal me sentí que a partir de ese momento nunca más volví a acompañar al Negro a la cabina. Tras salir de ahí me senté en las escaleras a llorar, lleno de rabia y de vergüenza. Me pegó una gritoniza que ni en mi casa me habían dado. Valdivia también le dijo dos palabritas y de las buenas. Ahí tuve que hacer una pausa obligada en la radio”.

DESPUÉS DE TODO, REGRESÉ

“Al marcharme a Guadalajara, no me fui directamente a la radio. Me puse a estudiar la carrera de programador de sistemas.

Cosa curiosa, en ese inter estaba buscando trabajo, y repartí solicitudes como si fueran esquelas, pero eso sí, nada relacionado con los medios de comunicación. Trabajé como capturista de datos en varias empresas, lo cual me sirvió para conocer lo que estaba estudiando en ese momento. Estuve un tiempo en el hospital del Carmen (Hoy hospital Ángeles) como capturista de datos, hacía la guardia de noche.

Pero como todo en la vida, todo tiene un principio y un fin. Hubo recorte de personal, y los que son nuevos se van a volar. Permanecí sin chamba por un tiempo considerable. Yo vivía con una tía que le gustaba escuchar el show de radio de Don Justo Preciso, que se transmitía en Fórmula melódica.

Ella me comenta –A ti que te gusta la música y la radio, ¿por qué no pides una oportunidad ahí?- Yo nomás la oí como ver llover y me reí. Al día siguiente llené una solicitud de empleo, me movió el tapete y partí a la emisora a pedir chance. La entrevista fue un 12 de noviembre, recuerdo bien, fue en Ondas de la Alegría, así se llamaba el corporativo.

El gerente operativo de la estación fue quien me entrevistó. Me dijo –Tú traes bases, tienes conocimiento del medio, sabes cómo está el movimiento.

Contratado- pese a que había muchos aspirantes afuera haciendo escoleta, me dijo que yo daba con el perfil y que conmigo se cierra la contratación, pero a los demás los atendería por mera cortesía. Mi primer día de trabajo fue el 14 de noviembre, pues llevé la solicitud en fin de semana. Literalmente ya tenía el empleo”.

Su carrera en radio quedó tronchada temporalmente. Pero en el momento menos pensado se iba a reencontrar con su verdadera pasión. De eso y mucho más nos hablará en nuestra próxima entrega. Por si no se los presenté, él si se llama Javier.


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