La fábrica de sueños está maquilando otra versión de un clásico de siempre. Lo malo es que todavía no sale al aire y la le están encontrando defectos, como si fuera un carromato de tiempos del Porfiriato.
Las comparaciones no se hicieron esperar y están juzgando la historia antes de tiempo. No cabe duda que cualquiera es experto en las redes sociales. Échense este trompo al’ uña.
Los cibernautas estallaron en cólera al saber que se hará otro remake de LA MADRASTRA, considerándola una profanación y una falta de respeto. Aracely Arámbula y Andrés Palacios son catalogados como una pareja desigual, en lo que la Chule es un portento de mujer, el actor chileno sigue en pose de galán, le falta madurar, es casi un niño. En el casting de la historia va a predominar la chavorruquez.
Para muestra otro botón. Gabriel soto y Martha Julia también van a participar en ese culebrón. Doña Carmen Armendáriz es una morbosa. Los contempló a ambos a sabiendas que en tiempos de otrora fueron más que novios, la pasión iba por delante.
¿Será que donde hubo fuego cenizas quedan? Eso no le va a gustar a Irina Baeva. Total, que la gente no está conforme con lo que será un sonado fracaso.
No olvidemos RUBÍ, LA USURPADORA y CUNA DE LOBOS, que prometieron mucho y dieron poco, por lo insulso de sus adaptaciones, lo cutre de su casting, y el haber echado a perder estas historias clásicas, que la gente guarda en el corazón, como parte del joyel de sus recuerdos jóvenes. Para los seguidores de la historia, cuyo título original es VIVIR UN POCO, es una afrenta hacer esa novela con un elenco tan mediocre, donde solo destaca Aracely Arámbula, que no creo que disfrute del todo su regreso a Televisa.
No la saquen del comal hasta que se haga totopo. LA MADRASTRA apenas comenzó grabaciones, y ya la están echando la mala sal. Siquiera esperen a que salga el tráiler para que sustenten sus críticas.
No se puede hablar de lo que no se conoce. Es demasiado pronto para que a la producción le aconsejen comprar un quinto de puntería. Calma y nos amanecemos., Primero lo quebramos y después averiguamos.