La defensa de las libertades ideológicas es la base de la sociedad organizada con fines políticos para construir los gobiernos que se quieren.
Miércoles 14 de septiembre de 2022.
Sociedad con proyecto social y político convence y se gana las simpatías ciudadanas para convertirse en gobierno. Un gobierno que llega al poder con el apoyo de las mayorías es un reto para fomentar el cambio en las ideologías del pensamiento y la dirección que le darán al gobierno.
Los cambios en la idiosincrasia del pueblo es un juicio de valor que deberá ponderarse antes de proyectar el gobierno que se quiere. La sociedad por su naturaleza es dinámica y no está sujeta a patrones que le resten fuerza y determinación para lograr esos cambios.
No siempre un partido político es aceptado para ser gobierno, pero se le da el voto para gobernar al pueblo por la decepción de otros que no supieron responder a la confianza que les fue depositada.
Morena no ha sido mejor que el PRI, el PAN, el PRD o MC, a los demás ni mencionarlos porque no merecen recibir financiamiento con el dinero del pueblo para aparecer como comparsas de otros partidos políticos.
De los mencionados, cada uno aportó lo suyo en el ciclo que gobernaron. La corrupción ha sido la característica de todos los partidos políticos sin excepción. El cambio en la organización política es un imperativo en nuestros días, porque es inadmisible seguir tolerando parásitos partidistas con registro al tener el amparo de otros partidos que les permiten seguir subsistiendo conectados a la ubre gubernamental.
Cada partido político ha tenido sus claroscuros. Sus dirigencias han cumplido en ocasiones y en otras quedan embarradas con el cochambre de la corrupción. La militancia no ha tenido la determinación para establecer sus reglas y sancionar al indecente.
El control de las finanzas del partido político es de unos cuantos o cuando se es gobierno, desde allá se administran las finanzas del partido. Las resistencias al cambio se han polarizado, los partidos existen para proteger los intereses económicos y políticos de sus dirigentes y los de la sociedad a quien se deben.
La militancia del PRI debe actuar, el dirigente nacional entregó el voto corporativo del partido en el Senado, protegió su libertad personal ante el riesgo de ser encarcelado, permitiendo que la Guardia Nacional dejara de ser civil y admitir su militarización.
Es un momento crucial para que las dirigencias y militancias estatales de ese partido político se reagrupen y destituyan al traidor, y todavía se atreve a decir ese ingrato, que la propuesta de su partido en la ampliación del plazo para que la presencia militar en las calles se alargue por cuatro años más ¿no es militarizar el País?
La sociedad debe hacer un alto y reflexionar. Si el Estado no reforma la Ley de Partidos Políticos, el voto debe ser analizado y razonado.
No es posible otorgarlo a personajes indeseables que aspiren a puestos de elección popular, ya sea por coraje o decepción a quien siempre le habían manifestado sus simpatías y adhesión. Fuera dirigentes partidistas corruptos y comparsas del narco.
El voto debe ser otorgado al aspirante que demuestre ser apto para ser gobierno. Los amigos no siempre responden a los intereses legítimos de la colectividad no obstante que por su voto llegaron al poder.
La mediocridad no solo está en las dirigencias de los partidos políticos, junto a ellos se ha hermanado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos quien ha dado su beneplácito a la militarización de la seguridad pública como lo propuso su Jefe, el Presidente de la República.
Una historia de dignidad del Ombudsman universal pisoteado por una espuria dirigente nacional.
¿Usted qué opina?
