LAS POLICÍAS PREVENTIVAS EN LOS MUNICIPIOS


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Los presidentes municipales han dejado que otras autoridades intervengan para que las policías del municipio, se subordinen a los mandos militares.

Enero 8 de 2025.

La pertenencia político-partidista de grupos de poder de control estatal y nacional imponen reglas para que quienes tienen poder gubernamental se subordinen a sus determinaciones. Es el caso de los presidentes municipales que han perdido poder de mando en sus respectivos municipios.

Tienen el poder legal para nombrar a sus titulares de las corporaciones de policía y no lo hacen. Se someten a la determinación de los mandos políticos estatales para proceder a nombrar a sus respectivos mandos policiales.

Ha permeado en la sociedad que las policías municipales han sido infiltradas por la delincuencia organizada y que ha sido el motivo para que no se les tenga confianza. Si ese señalamiento tiene fundamento se debe a las graves complicidades que han prevalecido entre el mando político y las cabezas de los carteles de la delincuencia.

Ha sido un secreto a voces que muchas campañas políticas han sido financiadas por el narco y llegan al gobierno con un costal de compromisos en la espalda. Una de las áreas más codiciadas para la delincuencia son precisamente las policías, mismas que son las primeras que el gobierno entrega para el servicio de la delincuencia.

La corrupción en las policías no es porque el policía en sí sea el corrupto, ese mal apareció desde el momento en que los mandos policiales fueron comprometidos para el servicio de la delincuencia. Cuando los mandos de instituciones policiales no convienen a la delincuencia, ejercen su poder para que los remuevan de sus puestos y de esos casos se tienen registros.

Acotar las atribuciones a los presidentes municipales para nombrar a sus jefes de policía escudados en una supuesta coordinación policial que no debe ser el motivo para privar de esas atribuciones a los cabildos municipales, ha sido un asunto de poder político del partido que ejerce el mando político estatal o nacional para imponer ese tipo de condiciones.

El que los presidentes municipales o los gobernadores lleguen al mando del municipio o del estado con compromisos con la delincuencia es la causa por la que las policías no podrán servir con probidad a la sociedad sino a la protección de los delincuentes que pagaron campañas políticas para imponer sus condiciones.

Culiacán, no es la excepción, no porque se presuma que el mando político municipal haya contraído compromisos con cárteles de la droga, sino porque no ha hecho nada para mantener la independencia de sus atribuciones a cualquiera otra intervención que violente la autonomía del municipio en el nombramiento de su jefe de policía.

Las designaciones del titular de la secretaría de seguridad pública se hacen atendiendo lineamientos de las fuerzas militares, si es que no son militares los que son nombrados como jefes de policías ordenando a los cabildos que aprueben sus nombramientos.

La corrupción se ha solapado desde las esferas del político nacional. Las áreas de inteligencia que deben estar al servicio de la nación para vigilar que los gobiernos municipales y estatales nombren civiles debidamente capacitados para ejercer esa función, hasta la fecha no han cumplido con esa misión, guardando silencio cómplice permitiendo que se nombren titulares que puedan tener lazos de complicidad con la delincuencia.

La autoridad municipal ha sido vergonzosamente exhibida. En Culiacán se saca de sus funciones a toda la policía porque a juicio de la autoridad militar no merecía confianza para dejarla ejercer sus funciones de seguridad pública. El escándalo perjudicó a buenos policías y las autoridades amordazadas tuvieron miedo de opinar.

Hay policía, pero sin confianza en la milicia. Faltan muchos elementos en las corporaciones de policía y la Universidad de la Policía ni se preocupa por reclutar y formar, prefiere convocar a sus cursos de posgrado que o tienen nada que ver con la formación policial.

Ahora al policía lo degradan, lo traen en patinetas vigilando parques, jardines y algunas calles y los presidentes municipales callados sin poder opinar, mientras que la milicia en sus poderosas camionetas luciendo sus potentes metralletas, pero hasta ahí. Sin que les funcionen sus estrategias para abatir la inseguridad. El pueblo que sufra, el gobierno mintiendo.

¿Usted qué opina?


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