JUSTICIA LABORAL DENEGADA. REZAGOS INDIGNANTES


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A escasos meses de iniciar su vigencia la reforma laboral, los tribunales del trabajo padecen un rezago que avergüenza vulnerando derechos fundamentales de los trabajadores. Justicia laboral pronta y efectiva. Sinaloa, la perdió.


En el universo laboral, prevalece lo nublado. Espacios iluminados han sido muy intermitentes. Interés por abatirlo, no lo ha habido. La reiterada demanda de los Colegios de Abogados se echó al cesto de los desperdicios. La pandemia terminó por asestar el golpe asesino para los derechos de muchos trabajadores. Juicios estancados y
trabajadores desahuciados.

El rezago es tan indignante que solo se trabaja en los juicios en los que los Abogados han promovido algún amparo para que les pongan atención. Una postura ridícula ante un desorbitado número de demandas sin resolver.

Parece una estructura programada en señalar fechas para alguna diligencia, porque al llegar el día señalado, en muchos casos, nos encontramos con una desagradable realidad, o el expediente no aparece o no está notificado. Pudiera decirse que la situación que prevalece se debe a la cercanía de la conclusión de la administración gubernamental en funciones. Pero no, lo cierto es que ha sido un mal pernicioso que se ha vivido por toda
esta administración.

Si la seguridad pública y la procuración de justicia ha sido un desastre en lo que va de este gobierno. La justicia laboral ha caminado de manera paralela en perjuicio de un número significativo de trabajadores. Sus casos, por necesidad, han tenido que llevarse a la Junta o Tribunal Local de Conciliación y Arbitraje, con la confianza de recibir con prontitud el veredicto que favorezca sus derechos.

Pero qué desilusión. Pasan meses y años y el veredicto que se espera al derecho reclamado, se pierde en el rezago indignante de una justicia que se espera, que se retarda o que no llega. La banda burocrática que las arrastra como vil pandemia, ocasiona el abandono de los juicios ante el pobre desempeño en la solución esperada.

Al parecer, la parte más interesada que los asuntos no tengan la agilidad deseada es la empresarial. La desesperante lentitud en el correr de los juicios, propicia la impaciencia y deserción en los mismos. El Gobernador se va. El rezago laboral se queda. ¿El agravio a los derechos de los trabajadores quien lo castiga?

La voz de lucha en la defensa de los derechos de los trabajadores se apagó. Los sindicatos parecen un producto en extinción. Las dirigencias sindicales se llenaron de la dádiva patronal y renunciaron a la lucha histórica en favor de sus representados.

¿Veremos el surgimiento de un nuevo compromiso laboral para que los tribunales del trabajo recobren el reconocimiento que por muchos años distinguió a Sinaloa? La justicia laboral efectiva como demanda olvidada, seguro que será una asignatura más en la próxima agenda política oficial.

Los rezagos en el gobierno son muchos. Se gastó en encuestas desviando recursos públicos. Se pretendió crear una imagen al ejecutivo estatal que discrepó en la aceptación de los sinaloenses. Las mentiras saldrán y reafirmaremos la corrupción que se vivió.

El reconocimiento se gana como resultado del trabajo. Los pagados, huelen a estiércol y ofenden al pueblo.

¿Justicia laboral pronta y expedita, será realidad en Sinaloa? La sensibilidad social del Gobernador electo nos da la confianza que se dará el impulso transformador a tan importante demanda de la clase trabajadora estatal.

¿Usted qué opina?


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