Abrazos y no balazos no ha sido ni será la solución en el combate a la inseguridad.
Se requiere una estrategia más amplia en la que las policías debidamente coordinadas actúen en un solo frente. Eliminar los parásitos delincuenciales.
Las autoridades están que no dan una. No atacan el fenómeno delictivo porque no se han propuesto aplicar la vacuna que resolvería una situación de crisis social grave derivado de la inseguridad.
Como se ha vivido en esta pandemia, el gobierno se ha desarticulado porque el medicamento con el que se contaba resultó insuficiente, equipo hospitalario descontinuado y el personal médico cansado. No se previó el tamaño del problema que se iniciaba por allá en los inicios del 2020. El Presidente dijo que no pasaría nada y las muertes han enlutado al pueblo de México y los enfermos se siguen multiplicando. No se armó una estrategia adecuada para enfrentar este problema de salud que nos ha desquiciado.
Igual pasa en materia de seguridad. Es tan grave el problema que las bondades del Presidente con la delincuencia le está saliendo caro al País. enfrentamientos armados entre bandas de delincuentes o entre estos y las policías. Sucede en todas partes.
Es tal la desesperación, que los diputados de Morena ya trabajan en una iniciativa de ley para castigar como delito de traición a la patria a los soldados (se mencionó solo marinos), que participen o se comprometan en complicidad con la delincuencia organizada. ¿En realidad, la norma jurídica deberá incursionar a esos niveles en la estructura de gobierno?
En otros comentarios mencionaremos lo relativo al delito denominado como traición a la patria, porque el soldado delincuente, ¿tendrá el mismo nivel de responsabilidad penal al de un mexicano que auxilie al invasor extranjero en contra de su País y gobierno? Creo que debemos partir de premisas jurídicas y políticas diferentes.
Como en la pandemia de insalubridad general. Resurge el problema de la violencia en todo el País con suma gravedad. No se ha definido tampoco una estrategia que articule la participación coordinada entre los diversos ordenes de gobierno. No hay policías suficientes, los están corriendo para incrustar soldados en las instituciones policiales. El soldado llega y como la bola de estambre, se le enreda todo, porque no sabe qué hacer.
Equipó insuficiente, no se requiere porque ahora el policía es amigo del delincuente. No lo debe perseguir y menos detener. Si lo sorprenden armado, le sugieren que guarde sus pistolitas porque se pueden lastimar.
Le piden por favor que si quieren pelear que se salgan de la ciudad porque la gente se asusta y también se enoja sino la dejan dormir. El bando de policía se ha convertido en un documento de vitrina, se exhibe, pero no se aplica. Si hay delitos, se denuncian, pero las carpetas de investigación se guardan. Se corren menos riesgos si no se investiga porque de hacerlo harían enojar al delincuente.
El problema no es el marino que se confabula con la delincuencia, es el gobierno el que no ha tenido la capacidad para organizar una adecuada estrategia de seguridad que destierre la impunidad. La delincuencia como en el atletismo, corre más de prisa. Hay que detenerla. ¿Quién lo hará?
Cuidado Presidente. La delincuencia que no es de cuello blanco ha invadido suelo minado. El periodismo debe ser intocado, es la voz que da fuerza y estabilidad a los gobiernos. Es el sustento de las libertades que nos dan identidad como nación. Detenga esa amenaza con oportunidad y con rigor.
¿Usted qué opina?