HONESTIDAD OFERTADA. NO GANADA. GUARDIA NACIONAL


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Mucho se difunde la honestidad de la Guardia Nacional. Es el discurso del gobierno federal y los cortesanos de los estados.


Miércoles, 15 de diciembre de 2021. 

Es un imperativo que el comportamiento de la policía sea cual fuere su jurisdicción inspire respeto y confianza ante los ciudadanos que sean objeto de alguna revisión corporal o vehicular preventiva, en las que el ciudadano con toda autoridad tiene el derecho de que se le informe por constituir por si mismo un acto de molestia.

El reclamo ciudadano regularmente es visto con desagrado por la policía. Hacerlo implica un cambio en el comportamiento policial, volviéndolo agresivo y lesivo a los derechos ciudadanos. El enojo social se justifica. La policía debe ganarse el respeto y la confianza ciudadana por sus actos y el lenguaje que se utilice en el momento de los hechos.

Las expresiones como ¿qué ocultas al negarte a la revisión? Es entre otras frases muy comunes y conocidas por todos, previas al chalineo. Lo cierto es que ese trato se acompaña de: no hemos cenado coopera para las cocas.

El comportamiento policial, debe ser una de las premisas en la formación del policía. Lo hemos dicho, es poner los cimientos en una edificación cultural humana, cuya misión, es la seguridad ciudadana. La finalidad superior de la norma jurídica.

Mucho le espera a la Universidad del Policía, cuyo Rector fue designado hace unas horas por el Gobernador Rocha Moya. No es quien dirija la Institución de formación policial quien habrá de imponer el cambio. Será el conjunto de valores que se inculquen en la preparación y se materialicen en el cumplimiento de su función lo que hará la diferencia entre el policía de hoy y el egresado de la Universidad. El trato ciudadano deberá realizarse en toda acción policial con apego a los derechos humanos.

Menciono lo anterior, porque en una visita reciente a Cosalá, me tocó platicar con personas sentadas en su bonita plazuela central. Los comentarios fueron diversos, relacionados muchos de ellos con la calidad de pueblo mágico y los atractivos productos artesanales que en ese lugar se producen.

Dentro de la plática surge el comentario relacionado con el comportamiento de los elementos de la Guardia Nacional. Una policía que quieren verla como civil pero que tiene todo de militar, hasta en el diseño de su uniforme. Su conducta no es tan honesta como se pretende arraigar en la aceptación ciudadana. La Guardia Nacional militar policía ejemplar, ha dicho el Presidente y más de algún Gobernador.

Recorren los caminos cercanos a la ciudad y sobre todo en la carretera que conduce al interior del municipio. Quien por alguna razón se detiene en despoblado a realizar alguna necesidad fisiológica, sin conducir en estado de embriaguez, lo abordan y le exigen que muestre su licencia de conducir y que el hecho de realizar esa necesidad corporal, es una violación al bando de policía. No levantan la infracción pertinente porque no están facultados para realizar esa función y por tal motivo a ese ciudadano le cuesta el regalo para las cocas y para cubrir el importe de la cena.

No solo son esos hechos, están al asecho de aquellos conductores que no tienen el cuidado de circular con remolques en sus vehículos, sin las luces traseras, los señores de la Guardia Nacional les reprochan esas omisiones y para no recogerles el vehículo con el remolque irregular, los obligan de igual forma para que cooperen para la cena y las cocas. Les manifesté sino se han decidido a denunciar y la respuesta fue tajante, no queremos problemas, ahí que quede. Dejaron en claro que las dadivas son lucrativas, algunas ascienden hasta los cinco mil pesos. El mismo fenómeno seguro viene ocurriendo a lo largo y ancho del Estado. ¿Se aplicarán medidas para disciplinar esas faltas?

Los soldados de la Guardia Nacional chalineando. ¿Que no perciben estupendos ingresos por su trabajo que ningún policía civil obtiene? Que rápido se ambientaron al grado de preferir la tranquilidad de la función policial a la que deben realizar como soldados.

Por ello, reitero diciendo, ¿la honestidad del soldado-policía es una realidad o es el producto de la difusión del discurso mediático de los gobiernos interesados en militarizar la seguridad pública y no aquella que se gana socialmente por su trabajo?

¿Usted qué opina?


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