Hay que vivir sin miedo, Libérate de esa esclavizante emoción que te impide disfrutar en total plenitud de tu existencia y que tanto te limita.
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Es momento de que tomes consciencia de todo lo que has dejado de hacer por… «no puedo», «no soy capaz», «nunca lo haría» con los que enterramos nuestros sueños.
Para ser más felices debemos vivir sin miedo
¿cuántas cosas has dejado de hacer en la vida por temor a lo que vendrá?
¿Cuántos planes has echado a la basura porque te dejas ganar por este monstruo que se apodera de ti?
¿Cuánta vida has perdido por miedo de vivir?
Más ahora que estamos atravesando por una época tan particular en la que situaciones tan sencillas, cotidianas y bonitas como estrechar la mano de otro y dar un abrazo se han convertido en una amenaza para nuestra vida.
Sin embargo, para que el miedo tome el control de nuestras vidas no hace falta que haya una pandemia, una crisis económica o una situación de conflicto. Cuando vivimos desde el miedo cualquier suceso puede ser una grave amenaza: salir a la calle, montar en bus, manejar, subirse a un avión, empezar una relación. Aquí podría quedarme haciendo una lista sin fin…
Entonces el miedo, como todo en la vida, no es algo que se supere por la ausencia total de factores de riesgo, sino que depende de la fortaleza que tengamos en nuestro interior.
Para empezar SIEMPRE habrá situaciones que nos reten; siempre habrá conflicto. Así que te puedes quedar sentado toda una vida esperando que las circunstancia cambien para que tú puedas vivir sin miedo.
Y además, como te decía antes parcero, para aquel que fundamenta su vida en la desconfianza y el temor siempre habrá motivos de alarma y de tragedia, así como razones para aferrarse a sus limitaciones y no actuar.
¿entonces es malo sentir miedo?
Lo malo es dejar que se apodere de nosotros y de nuestra vida. El miedo es una emoción totalmente natural y humana. Es más, es una emoción que ha sido supremamente importante en la supervivencia y evolución de nosotros los seres humanos.
El miedo es la emoción encargada de hacernos conscientes de las amenazas a las que estamos expuestos y que pueden poner en peligro nuestra integridad para que podamos actuar a tiempo y protegernos.
Gracias al miedo, nuestros antepasados, los primeros que habitaron este hermoso planeta, lograron preservar la especie y permitieron que en este momento tú, miles de años después, estés leyendo este genial artículo, jejej.
De no haber sido por el miedo ellos tal vez no hubieran reaccionado cuando veían un león a lo lejos y, en lugar de esconderse y buscar un lugar para protegerse, se le hubieran acercado a consentirle las tiernas garritas y nuestro verraco destino hubiera sido otro.
El miedo no es un monstruo ni un enemigo. Al contrario, nos quiere proteger tanto que, en ocasiones, lo que hace es limitar nuestra vida para evitar que nos hagamos daño.
Si no fuera por el miedo viviríamos como unos temerarios sin medir las consecuencias de nuestros actos y poniendo en peligro nuestra vida. Creo que yo ya me hubiera destortillado en algún lugar del planeta, jejeje.
Si yo no tuviera el poquito miedo que me queda, quién sabe qué cosas hubiera hecho. O pensándolo bien, tal vez no habría hecho nada porque en la primera hubiera abandonado este mundo.
La clave para vivir sin miedo es dominarlo
Entonces parcerito, cuando te digo que hay que vivir sin miedo no me refiero a que lo saques totalmente de tu vida o a que lo veas como un enemigo porque como te pudiste dar cuenta, esta emoción tiene una función muy importante.
Yo no pretendo que dejes de sentirla, sino que aprendas a identificarla y administrarla en lugar de que sea ella la que domine tu vida y controle tus decisiones. El miedo es una reacción automática, es el instinto de supervivencia; un mecanismo innato de defensa que se activa ante lo que percibe como un riego o un peligro.
Sin embargo, el problema es que esta percepción puede ser real o no. Es decir:
Tu instinto de supervivencia puede prender las alarmas ante situaciones verdaderamente peligrosas, pero, al mismo tiempo, puede considerar un riesgo cosas que no lo son.
Es ahí cuando debemos tomar consciencia de lo que estamos sintiendo para identificar si el miedo que experimentamos tiene algún fundamento; si se trata de una amenaza real ante la que debemos tomar medidas para protegernos o, por el contrario, si no hay razón para preocuparnos.
Ponte a pensar cuántas cosas has dejado de hacer en la vida por miedo: miedo a que te rompan el corazón, al fracaso, al qué dirán, a la inestabilidad; miedo a equivocarte, a ser vulnerable, a hacer el oso.
En este mismo instante, analiza y responde ¿qué te genera miedo? ¿Qué quisieras hacer con tu vida si no tuvieras miedo? ¿Qué te causa temor? ¿El miedo te está protegiendo o te está encadenando?
Muchachos, recuerden que el miedo es una emoción instintiva que no es mala, simplemente aparece, pero somos nosotros lo que debemos decidir si le hacemos caso o no.
¿Qué has dejado de hacer por miedo?
Te invito a hacer un pequeño ejercicio. Toma una hoja y un lapicero, o abre un archivo de Excel y haz una lista de todas las oportunidades, experiencias y momentos que has dejado pasar por el miedo. Luego:
- Al frente de cada una, escribe las razones o las causas que generaban ese miedo. Por ejemplo: no emprendí por miedo a fracasar.
- Analiza qué tan fundamentado estaba ese miedo. ¿Era un miedo real o no? ¿Era un miedo inherente a la decisión que ibas a tomar? ¿Es algo que te iba a pasar solo a ti o que han experimentado todos aquellos que han emprendido, tanto los que les ha ido bien, como a los que no?
- Toma consciencia de si esos miedos eran tuyos o tal vez eran heredados de experiencias pasadas o de tu familia y amigos.
- Identifica si ese miedo era un riesgo que podías controlar o que, simplemente, debías asumir como parte del proceso de emprender.
- Si estaba en tus manos evitarlo o controlarlo, ¿qué acciones podrías haber tomado para minimizarlo?
- Pregúntate: ¿era tan grande ese miedo y tan real la amenaza como para no haber llevado a cabo tu sueño?
- Ahora que sabes que no era tan grande, ¿puedes tomar acción y materializar eso que tanto anhelabas?
Cómo vivir sin miedo
A lo largo de toda nuestra existencia nos enfrentaremos a situaciones nuevas, desconocidas o que nos recuerdan experiencias vividas que no fueron precisamente muy agradables. Todas ellas son motivo suficiente para que nuestra alarma de emergencia se prenda y el miedo empiece a apoderarse de nuestros días.
Así que para vivir sin miedo es necesario tomar el control de nuestra mente y evitar que ella y sus pensamientos logren nublarnos la razón o sean más poderosos que lo que nos dice el corazón, esa brújula interna que todo tenemos.
La clave para vivir sin miedo es saber diferenciar cuándo es normal sentir esa emoción y cuándo no. Para lograrlo, debemos aprender a desarrollar nuestras habilidades emocionales que son las que nos ayudan a regularlo.
Con esto, me refiero a la toma de consciencia, al autoanálisis y a la capacidad de ver las situaciones de una forma objetiva, es decir, dejando de lado las sensaciones que el miedo nos produce como la ansiedad, el estrés, la angustia, el desasosiego y que suelen nublar nuestra capacidad de reacción y de toma de decisiones.
Cuando eres capaz de salirte de ese estado de angustia y de analizar la situación puedes identificar si existe o no un fundamento lógico para ese miedo, o si solo era un temor irracional y tu reacción es desproporcionada.
Conocer exactamente qué te causa temor y aprender a identificar tus reacciones físicas y emocionales es fundamental para superar el miedo. También lo es aceptar lo que estás sintiendo y confrontarlo, no tratar de ignorar o de negar la emoción que estás experimentando.
Pequeñas acciones para vivir sin miedo
- Deja de vivir en automático y sé consciente de tus emociones.
- Recuerda que el miedo siempre va a estar ahí, la clave es actuar a pesar de él.
- Empieza a vivir en el presente sin añorar el pasado o adelantarte al futuro.
- Libérate de la culpa, aprende a perdonar y a perdonarte.
- Enfócate en lo positivo que hay en tu vida y sé agradecido.
- Practica la respiración consciente y la meditación.
- Rodéate de personas positivas.
- Aprende a expresar tus emociones.
- Si es necesario, busca un acompañamiento profesional.
- Mantén tu mente ocupada y mérmale a la pensadera.
- Confía en la vida, en los procesos.
- Confía en ti y en tus capacidades.
El miedo personal, la situación es objetiva
La incertidumbre siempre va a existir y, se los digo de una vez por todas, el miedo también. Las personas que ustedes ven todas valientes por el mundo, que han cumplido sus sueños, que han tomado decisiones que nos parecen arriesgadas no es que no sientan miedo, solo que no se han dejado ganar por él.
Y es que los miedos, si no se enfrentan y superan o si no aprendemos a controlarlos, se convierten en una barrera que nos limita y nos impide vivir plenamente.
El miedo es el que nos hace quedarnos anclados en donde estamos y nos impide evolucionar; derrumba nuestros sueños; impide que saquemos a la luz todos nuestros dones y habilidades; nos hace quedarnos para siempre en nuestra zona de confort y nos mantiene bloqueados.
Y somos nosotros mismos los que nos ponemos esos límites porque, el miedo es subjetivo, tiene que ver con la percepción que cada uno de nosotros tiene de la vida. Por eso es que algunas de las situaciones situación que me dan miedo a mí pueden no causarle nada a otra persona. Entonces, todos los riesgos que yo veo, no existen para el otro. Eso quiere decir que la situación no es peligrosa por sí misma, sino que soy yo el que la doto de esa peligrosidad.
Todo depende del punto de vista con que mires la vida y de la actitud que adoptes para vivirla. Está en tus manos y en tu mente liberarte de todo aquello que te impide tener la vida que tanto anhelas.
Cambia la forma en que miras la vida
Recuerda que el tema no es dejar de sentir miedo, sino reconocerlo, identificar qué tal real es; hacer una pausa, respirar y analizar la situación; ver si tienes las herramientas para enfrentarlo y, finalmente, tomar la decisión de seguir adelante con tu vida o de dejar que sea él el que decida por ti.
Estamos en una sociedad que le da más valor a lo negativo que a lo positivo. Las noticias trágicas y pesimistas tienen más eco y hacen más ruido, pero eso no significa que no haya sucesos alegres y personas buena vibra como ustedes que trabajan para hacer de este un mundo mejor.
Lastimosamente, el miedo hace más ruido y es una forma como los otros pueden controlarnos. O díganme parceros si no es así: si los políticos no basan sus campañas en mostrar a sus contrincantes como el mismísimo demonio; si la publicidad no tiene argumentos de venta basados en nuestros temores (no encajar, no ser aceptados, no cumplir los estándares de belleza, la muerte, etc.); si de niños nuestros padres nos asustaban con el coco o con la policía si nos portábamos mal.
Cuando nos dejamos ganar del miedo nos volvemos personas inseguras y somos incapaces de actuar, de pensar y eso nos hace altamente influenciables y manipulables. Dejamos de tomar decisiones por nosotros y nos sometemos a los que los demás quieran hacer de nuestra vida.
Ahora sí, a vivir la vida sin miedo
Así que si quieres empezar a vivir sin miedo sé consciente de todo aquello que dejas entrar a tu vida: tus amigos, las personas que te rodean, la información con la que te alimentas… ¿Eres de los que se escucha todos los noticieros y andan pendiente de los sucesos dramáticos del mundo? ¿Te rodeas de personas que le ven el lado negativo a todo y que están inmersas en el miedo? ¿Consumes información que gira alrededor de la muerte, el engaño y que lo único que hacen es resaltar lo negativo de este bello planeta?
Empieza entonces a rodearte de gente positiva, empieza a meditar, a hacer respiración consciente, a leer libros sobre temas que te ayuden a ver la vida desde una óptica más positiva; cambia los noticieros; deja de ver solo películas y series sobre asesinos o situaciones trágicas.
Así como la comida con la que te alimentas condiciona tu estado de salud, el alimento que le das a tu mente y a tu alma condicionan tu vida.
Recuerda que tú no puedes controlar las situaciones externas ni el futuro, pero sí tienes la capacidad de controlar tus pensamientos y tus emociones y ser superior a las circunstancias usando todo el poder que hay en ti.