Mucho debió costar las encuestas realizadas por el gobierno del Estado para mandar mensajes de que los sinaloenses teníamos un gobierno de resultados.
Miércoles 9 de junio de 2021.
La elección que está por concluir, todavía no se dan las constancias de mayoría a los ganadores y los tiempos de impugnación quedarán pendientes por si hay inconformidad en los resultados por alguno de los candidatos participantes. Demostró que el fastidio ciudadano en el gobierno que tenemos es solo de apariencias.
Las encuestas nos dijeron que el gobernador del Estado era el mejor calificado del País, que Sinaloa era un Estado seguro y que los indicadores de seguridad pública habían disminuido. Ni tan bien calificado ni tampoco la seguridad mencionada. Puras falacias de una administración que no da y que no dará más.
Muchas fotografías con la mejor sonrisa, pero en el fondo las cosas decían otra cosa.
Tenemos que reconocer, sin embargo, que si mejoró Mazatlán. Infraestructura turística de calidad, pero también el conflicto de interés estaba a la vista. El gobernante, un empresario hotelero, disponía de todo el presupuesto estatal para realizar obras y las llevó a cabo en Mazatlán. Lugar donde impactaría favorablemente a sus hoteles y a la
industria turística en general. De paso también favoreció a la empresa constructora de
dichas obras mazatlecas. ¿De quién sería?
Es de apariencias, porque también descuidó terriblemente las labores en los tribunales del trabajo, no tuvo tiempo de echarse un clavado a la Junta y tribunal Local de Conciliación y Arbitraje del Estado, en los que los reclamos están a la orden todos los días por el espantoso rezago que los viene asfixiando. Reproche que vale también para la Junta
Especial Número Uno donde pagan por entretener los expedientes en trámite.
El derecho a la justicia laboral es una causa tortuosa para poderla obtener. El postulado constitucional de justicia pronta y expedita en Sinaloa no existe. El artículo 17 de la Constitución Federal al Gobernador se le olvidó, aun cuando es Abogado, de papel, pero lo es.
A la vista, dichos tribunales, cuentan con suficiente personal, pero muy desorganizado. Nadie se ha preocupado por revisar las condiciones de operatividad. El trabajador es el principal perjudicado. Culpa al Abogado de no hacer lo suficiente para que su asunto se resuelva. El reclamo del Abogado se pierde en el desinterés de quien tiene que resolver.
¿La pregunta cotidiana para que el asunto se atienda y es la que se escucha todos los días, en esos tribunales, ¿tiene amparo? Porque si no lo tiene, tendrá que esperar.
Que tristeza, tener que saturar a los tribunales de amparo para que los trabajadores encuentren respuesta en sus reclamos. ¿Esa será la consigna constitucional de justicia pronta y expedita? Porque viéndolo de otro modo, diríamos que justicia que se retarda deja de ser justicia.
Gobernador, déjese de apariencias. Todo queda muy claro, las ineficiencias y la corrupción se castigan. La ciudadanía votó, en esta elección, por un gobierno de mayorías y con un proyecto de progreso, donde las ineficiencias se destierren y se castigue la corrupción.
No se preocupó, porque los tribunales del trabajo hicieran realidad la justicia que demandan los trabajadores. Tampoco le importó que la investigación de los delitos fuera una realidad, dejó hacer y la impunidad nos rebasó.