Georgia Laurie reveló que advirtió al guía de turistas que la laguna parecía peligrosa. Las investigaciones arrojaron que el sujeto no estaba certificado ni tenía experiencia
Georgia Laurie tuvo que decidir en segundos entre poner a salvo su vida o luchar por su hermana gemela, que estaba en las fauces de un cocodrilo. Ahora con una herida en la mano, reflexiona sobre lo que sucedió en la laguna de Manialtepec en Puerto Escondido, Oaxaca.
Melissa, hermana de Georgia, se recupera en un hospital local, pues fue gravemente herida durante el suceso. Afuera del nosocomio, Georgia dio sus primeras declaraciones.
“Era pelear o huir y peleas por los que amas”, dijo la inglesa de 28 años que se dedica al buceo profesional.
Georgia aseguró que no se dio cuenta de la gravedad de sus lesiones, hasta que una enfermera la revisó. Dijo que, debido al bombeo de adrenalina en el cuerpo por el momento que vivió, se dio cuenta de que sus manos tenían graves heridas hasta que la enfermera abrió sus puños para revisarla. Hasta entonces, ella se había preocupado únicamente por el bienestar de su hermana.
Georgia también dijo que su hermana Melissa había salido de un coma inducido médicamente en el que los médicos la colocaron para ayudarla a recuperarse.
Georgia reveló que ya había visto a su hermana y que se encontraba mucho mejor, aunque no puede hablar aún, pues tiene dolor en la garganta por el tubo que le colocaron para ayudarla a respirar.
“Ellos [el personal médico] dijeron que cuando le estaban explicando el procedimiento antes de hacerlo, ella comprendió y entendió todo. Ella me reconoció y supo quién era yo”, dijo la joven.
También indicó que había consultado al guía que las acompañaba si era seguro nadar en el lugar, a lo que este les respondió que sí, por lo que ella y su hermana entraron a nadar al agua. Después se supo que el guía no tenía licencia.
Los testimonios del terror:
Luego de que se diera a conocer el brutal ataque de un cocodrilo que dejó gravemente herida a una turista de origen británica que estaba acompañada de su hermana gemela, en Puerto Escondido, Oaxaca, un hombre, de nombre Gerardo Escamilla Pérez, que trabaja como guía certificado en la zona, relató los momentos de tensión que se vivieron durante el ataque.
El guía se encontraba con un grupo de turistas a quien les daba un paseo por la laguna de Manialtepec, cuando comenzó a escuchar gritos que lo alertaron, tanto a él, como a los turistas con los que iba acompañado. “Empezamos a escuchar gritos y ruidos”, recuerda. “Y vimos que había gente gritando dentro de los manglares”, dijo en entrevista al medio británico Dayli Mail.
Escamilla Pérez dejó a los turistas con los que viajaba en un lugar seguro y se dirigió a donde se escuchaban los gritos de desesperación. “Es una zona peligrosa, más aún en esta época del año porque los animales anidan”, narró al medio. “Los escuché gritar: ‘Cocodrilo, cocodrilo’.
Otro joven de 16 años, de nombre Moisés Salinas, que estaba contratado para ayudar en uno de los botes en los que viajaban las gemelas, de nombre Georgia y Melissa Laurie, narró también al medio que a las seis de la tarde, las hermanas se habían alejado del resto del grupo turístico, con dos hombres también de origen ingles. “Estaban a unos 150 metros y mi jefe me dijo:’ Oye, ve y diles que regresen “, declaró el joven.
“Hablé con una de las gemelas, pero ella pensó que estaban bien. A todo el mundo le habían hablado de los cocodrilos y una de las cosas que le dije a ella fue: ‘No nades en el río. “
A pesar de las declaraciones del joven, los padres de las gemelas, Sue y Sean, ambos de 63 años, mencionaron que ellas no habían sido advertidas de los peligros que implicaba nadar en la laguna. “Las chicas preguntaron específicamente si era seguro ir a nadar y el guía dijo que sí”, dijo el padre de las hermanas.
El padre de ambas, Sue, también dio su declaración al respecto de cómo se enteró del ataque que había sufrido su hija Melissa, y en el cual tuvo que intervenir Georgia, golpeando al cocodrilo en la cabeza para que soltara a su hermana, quien resultó con heridas en el abdomen, las piernas y los brazos, aunque lo más grave fue el daño que sufrieron sus pulmones. “Georgia nos llamó a las cuatro de la mañana y dijo que había tenido que atacar a un cocodrilo porque había atacado a su hermana”, dijo Sue.
Otro de los turistas que se encontraban en el grupo en el que viajaban las hermanas, dijo al diario Independent, que los guías les habían dicho que estaban a salvo y que podían nadar en el lugar, que “no podemos nadar en el mar, pero tú puedes nadar en los manglares”.
Guillermo Silva, coordinador de protección civil de Puerto Escondido, Oaxaca, lugar en el que ocurrió el ataque, y que está investigando los hechos, declaró al Dayli Mail que “las hermanas y un grupo de ingleses no estaban en una zona que suelen visitar los turistas, está más alejada de la laguna de Manialtepec y es una zona donde sabemos que hay una concentración de cocodrilos”.
“Esta no es una zona turística, es una zona de anidación de cocodrilos”, dijo.
El menor de 16 años, Moisés Salinas, recuerda que uno de los hombres regresó corriendo, gritando que había un cocodrilo, “Salté al bote y llegué a donde estaban las damas. Podía escuchar a una de las chicas gritar: ‘¡Mi hermana! ¡Mi hermana!’, dijo el menor.
También declaró que, al llegar al lugar, Melissa, la mujer que fue atacada, “estaba consciente, respirando con dificultad como si no pudiera respirar lo suficiente”.
Por su parte, el guía turístico, Gerardo Escamilla Pérez, recuerda que vio “marcas de mordidas, marcas de dientes. Su cabeza estaba cubierta de sangre”. Pensaron que el cocodrilo estaba cerca y atacarían de nuevo.
“La gente estaba asustada”, dijo el menor Salinas. “Un hombre se había subido a un árbol”. Entre el grupo en el barco había una enfermera, que ayudó a poner a Melissa en una silla.
Tenía la cabeza echada hacia atrás y la sangre goteaba hasta el suelo del barco. El bote tardó 25 minutos en llegar de regreso al restaurante El Guayacán y una ambulancia esperando.
Luis Stein, coordinador de la Cruz Roja de Puerto Escondido, que llevó a las gemelas al hospital, mencionó que “una de las hermanas tenía heridas en el pecho, abdomen y manos. Estaba inconsciente cuando llegamos a ella”.
El nueve de junio, la hermana de Melissa declaró que, a esta última le habían quitado el soporte vital, y aunque no puede hablar, ya respira de manera independiente. “Ella me reconoció y supo quién era”, dice Georgia. “ Parecía feliz de verme ’’.
Se sabe que la noche del ataque del cocodrilo, las hermanas habían reservado un recorrido por la laguna, con un guía que, ahora se sabe, no está certificado ni cuenta con licencia para dar recorridos. Las gemelas se adentraron en el agua de la laguna, cuando fueron atacadas por el cocodrilo.
Fue cuestión de segundos para que Melissa quedara atrapada en la fuerte mandíbula del reptil, que la arrastró bajo el agua y trató de ahogarla, dándole vueltas cuando la tenía sujetada.
Georgia, al notar lo que pasaba con su hermana, golpeó en repetidas ocasiones al cocodrilo en la cabeza, para sujetar a Melissa del cabello y jalarla para salvarla del ataque. Su mano fue mordida por el reptil, sin embargo, logró su cometido y salvó a su hermana.