No es extraño, se esperaba, que los ataques se intensificaran por el gobierno en contra de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Siente su derrota y desparpaja su defensa.
La sociedad no confía, está fastidiada, el gobierno por el que votó no ha respondido como lo esperaban. Primero la pandemia en la que no supieron como enfrentar un siniestro de esa magnitud. Muchísimas personas fallecidas y familias enteras enlutadas. Un gobierno incapaz que no supo enfrentar ese flagelo.
Un pueblo asustado y maltrecho tuvo que enfrentar las consecuencias como deudas y crisis económicas por el cierre de comercios y trabajadores sin salarios. El gobierno, lejos de enfrentar con la verdad su fracaso, buscó la forma de tender cortinas de humo para ocultar su frustración.
Puso en la mira de sus objetivos a la Universidad Autónoma de Sinaloa. Un plan maligno fue planeado y burdamente ejecutado con la ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa. Un instrumento legislativo que sería la vía para tratar de apoderarse de la Institución Pública de Educación Superior más importante de Sinaloa. La UAS.
La Ley General de Educación Superior obligó a las legislaturas locales a expedir sus propias leyes de educación superior pero armonizadas con las de la Ley General con el ingrediente obligatorio de que se respetara la autonomía universitaria de las instituciones que la tuvieran.
El banderazo de asalto contra la UAS finalmente se dio, pero su invasión fue bloqueada por la defensa universitaria. Una suspensión definitiva y después una sentencia de amparo firme que resolvía que la Ley de Educación Superior era inconstitucional por violar la autonomía universitaria. Un conflicto que desde entonces ha sido atroz.
Una segunda arremetida contra la UAS fue la temeridad con la que el Congreso se atrevió a seguir con su pretensión colonizadora, cuando ordena llevar a cabo una consulta a la sociedad de Sinaloa y no a la comunidad universitaria rosalina y fundándose en ello, apartado de todo cauce legal y constitucional reformó la Ley Orgánica de la UAS. Suenan las voces de los invasores, vitoreando su pírrico triunfo, como pericos en la selva.
La defensa universitaria continua. El rechazo a las reformas ilegales fue de inmediato. Primero un paro general de labores y, por separado, una comisión de representantes de la UAS encabezados por el Encargado de la Rectoría se trasladaron a la Ciudad de México para dar cuenta al gobierno federal, de los atropellos que se cometen contra la UAS.
Hubo respuestas rápidas. La comisión se entrevistó en la Presidencia de la República, en la Secretaría de Gobernación, en la ANUIS y en la Secretaría de Educación Púbica. Se tomó nota y se acordó intervenir de inmediato.
En Sinaloa, burdamente, se organizó un cerco mediático contra la UAS apareciendo en los escenarios mediáticos a través de la tribuna del Congreso, las diputadas morenistas María Teresa Guerra Ochoa y Yeraldine Bonilla Valverde, Presidenta de la Junta de Coordinación Política y Presidenta de la Mesa Directiva, del Congreso del Estado, respectivamente, también se les unió Ambrosio Chávez.
Despotricaron de manera desordenada contra el paro de labores y la defensa universitaria. No esperaban una reacción así. Los diputados mas que ser tomados en cuenta fueron ridiculizados en redes sociales en su intento de confundir la opinión pública estatal. La comunidad universitaria rosalina los desconoció y reafirmó el paro general de labores que se puso en marcha a partir del día de ayer.
Es tan evidente como reprochable que el propio Gobernador se haya pronunciado en contra del paro de labores y lo más deplorable que haya llamado espurio al nuevo Encargado de la Rectoría de la UAS, Dr. Candelario Ortiz Bueno. Podrán quitar a todos los que lleguen a dirigir la UAS pero estará en todo momento en ese lugar un universitario firme y decidido a defender la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Arrecian por separado con la mafia del poder político del gobierno. Rápido actúa la fiscalía estatal tratando de intimidad a los directivos universitarios con sus actuaciones ilegales como arbitrarias. Tampoco eso detendrá la decisión firme en la defensa de la autonomía universitaria.
Las redes sociales y la semanera se han convertido en tribunas de embestida en contra de las autoridades de la UAS, pero, aun así, la sociedad de Sinaloa confía en su Universidad y tiene fe que la educación que reciben sus hijos es de buena calidad y que es un privilegio abrevar de la enseñanza que se imparte en la UAS.
Una Institución que pese encontrarse ante una lluvia de ataques del gobierno, sabrá superarlos y se alzará con la gloria y la victoria final. Es cuestión de tiempo.
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.
