Nadie nace caminando

Francisco Gil Leyva.

Decidimos a las volandas y nos echamos a caminar sin precisar el rumbo. Trátese del individuo en su diaria ocupación o del funcionamiento público en el ejercicio de sus atribuciones, la Filosofía de la Improvisación, del ¡ai se va! Que en resumidas cuentas, viene a ser la Filosofía de la Irresponsabilidad.

Que aceptamos una tarea, sin tener una idea precisa de lo que tal compromiso entraña; que resolvemos una cuestión sin aquilatar sus posibles consecuencias; pues, pa’saber nadar hay que echarse al agua; nadie nace caminando; a ver que sale; ai, se va; a ver en que topa.

Que nuestro negocio, asunto o gestión terminó en un rotundo fracaso; que todo se fue al traste; que los barcos camaroneros resultaron inservibles; que las locomotoras compradas en los EEUU resultaron ser un equipo de desecho; que los silos no conservaron los granos; que el conjunto habitacional se cuarteó; pues, helo pinchi; más se perdió en el diluvio; ya’staria de Dios; el que venga atrás que arree, el que no arriesga no gana; que ruede la bola; después de mí, el diluvio.

Que dejamos pasar el momento preciso de la acción; que nos tumbamos a la bartola cuando deberíamos estar haciendo frente a una situación; que la hora decisiva se nos fue en pitos y flautas; pues, mañana será otro día; no comas ansias; no por mucho madrugar amanece más temprano.
Improvisación, irresponsabilidad. ¡helo pinchi!

Julio 22 de 1977