Zovatto señaló que aunque la pandemia ha impactado de manera negativa en diversos ámbitos a AL, la región se mantiene resiliente
El politólogo Daniel Zovatto, alertó que la pandemia de COVID-19 ha profundizado la desigualdad, pobreza, polarización política, corrupción, altos niveles de delincuencia y debilidad estatal en América Latina.
De acuerdo con Zovatto, la pandemia ha impactado de manera negativa en los ámbitos económicos, social y político-electoral.
Sin embargo, el especialista destaca que debido a la heterogenidad que caracteriza a Amércia Latina, no todos los países se vieron afectados de la misma forma.
“Más de la mitad de las democracias latinoamericanas sufrieron un deterioro de su calidad y un retroceso en materia de derechos humanos, mientras Cuba, Venezuela y Nicaragua profundizaron sus rasgos autoritarios”, señaló.
En el estudio acerca de América Latina del Global State of Democracy (GSoD), que publicamos en IDEA Internacional se señala que la crisis sanitaria golpeó severamente a la región cuyos problemas se han potencializado debido a las afectaciones estructurales no resueltas.
Zovatto advirtió que el uso de los estados de excepción es una tendencia preocupante.
“Al menos 12 gobiernos democráticos implementaron medidas de emergencia que fueron ilegales, desproporcionadas, indefinidas o innecesarias. Eso produjo una restricción de derechos fundamentales, campañas oficiales de desinformación y serias limitaciones al ejercicio de la libertad de expresion y presiones indebidas sobre medios y periodistas”, indicó.
La emergencia también obligó a que las Fuerzas Armadas reforzaran las cuarentenas, transportaran pacientes y distribuyeran equipos e insumos médicos y esto, en algunos países, produjo abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
Además, la división de poderes fue una de las tendencias negativas debido a que, si bien los Ejecutivos reforzaron sus competencias, los Legislativos interrumpieron los procesos deliberación y fiscalizaciones.
“El Estado de Derecho y los mecanismos de control sufrieron igualmente un deterioro, lo que permitió la existencia de nuevos escándalos de corrupción”, señaló.
Sin embargo, Zovatto destaca que la crisis también trajo desarrollos políticos positivos.
Primero, la resiliencia institucional y ciudadana en defensa de la democracia, la división de poderes y la libertad de expresión se mantuvo firme.
Como segundo está la digitalización que posibilitó procesos de innovación democrática que van desde la simplificación de trámites burocráticos hasta la modernización de procesos para la toma de decisiones con mayor transparencia.
Tercero, en algunos países, la crisis abrió la posibilidad de reescribir los contratos sociales e, incluso, renovar sus constituciones políticas.
Y el cuarto fue que los organismos electorales fueron capaces de organizar elecciones en contextos de pandemia con niveles adecuados de integridad y de participación.
Nuevos desafíos
De acuerdo con Zovatto, esta nueva década, América Latina enfrenta una combinación compleja de viejos y nuevos desafíos, pero ya se tiene un sentido de urgencia para hacer frente a los múltiples retos que se avecinan.
“Con seguridad surgirán distintas propuestas sobre cómo lograr esos objetivos de la mejor manera. De ahí la importancia de poner en marcha espacios y mecanismos de diálogo político-económico-social que permitan concretar consensos amplios y viables”, señaló.
Indicó que este sentido de urgencia que puede ser aprovechado positivamente para hacer reformas largamente pospuestas para optimizar la gobernabilidad democrática y desactivar el clima de frustración reinante, aquel que se expresó en las protestas de 2019 y que abre la puerta a los populismos.
Finalmente, apuntó que el superciclo electoral que inició la región la coloca en un momento de coyuntura estratégica.
“Elegir líderes competentes y responsables que den respuestas oportunas, efectivas y democráticas a las demandas ciudadanas o abrir las puertas para una nueva ola de retórica y propuestas populistas o autoritarias. Es mucho lo que está en juego”, puntualizó.