El soldado debe ser objeto de fe en su calidad de depositario de la defensa de nuestra soberanía. Convertirlo en policía es degradar su función
Recibo con agrado la noticia del candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, cuando se compromete a revisar la conveniencia de restituir el mando civil en las instituciones de seguridad pública.
Reconoce también el trabajo que han realizado los mandos militares en el esquema de seguridad, aun cuando no comparto esa afirmación que hace el candidato. Afirmo que la evaluación social no favorece el trabajo del mando militar en la titularidad de las instituciones de policía, cuando menos en Sinaloa; sin embargo, la reprobación es de
carácter nacional.
No obstante, lo anterior, expresamos el más decidido reconocimiento a nuestros institutos armados, por su gran colaboración en las actividades de seguridad que son y deben ser exclusivas de la autoridad civil.
El soldado debe ser objeto de fe en su calidad de depositario de la defensa de nuestra soberanía. Convertirlo en policía es degradar su función. Su formación no es para custodiar la seguridad ciudadana en términos de las conductas antisociales sino fungir como garantes de nuestras instituciones como Nación soberana e independiente.
Esperemos que ese compromiso del candidato, no se volatice con el tiempo, y determine continuar con mandos militares al frente de las policías de la entidad.
Seguiré insistiendo a través de esta muy modesta posición para que el postulado constitucional establecido en el artículo 21 tenga vigencia en la parte que dice: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional.”
Los alcances del compromiso, sin duda, trascienden en un escenario en el que las fuerzas armadas han cumplido con su deber de coadyuvar a la restitución de las condiciones de seguridad y a desactivar los niveles de corrupción en las corporaciones de policía del País, y tiempos propicios para que se retorne a la constitucionalidad en materia de
seguridad pública, seguro que con esa decisión ayudará en mucho a cambiar el concepto de seguridad en los organismos internacionales de derechos humanos de los que México forma parte.
Cuando el culiacanazo, que no quisiéramos traerlo a la memoria, como un ejercicio de autoridad debieron destituirse todos los mandos de las corporaciones de policía y del Titular de la Fiscalía General del Estado, por haber sido rebasados y deshonrado sus funciones por el crimen organizado, en esos hechos. Recuerden que Sinaloa y México fue exhibido vergonzosamente en el plano internacional. Incluso el Gobernador debió ser sujeto de juicio político por el Congreso Federal.
El mando civil, lo afirmo, es honesto. El corrupto es el que designa a los titulares a modo para promover la corrupción. A ellos se debe la descomposición policial. Si el Titular del Ejecutivo es honesto habrá designaciones de titulares con el perfil adecuado y de aceptación social. El mejor termómetro de aprobación o desaprobación es la exclamación colectiva cuando conoce la designación de los mandos policiales en las instituciones de
seguridad.
Que bien que el candidato de la coalición mencionada siga escuchando a ciudadanos que lo orientes y de ser gobierno, nombre mandos policiales aceptados por la sociedad y que lo respalde para reorganizar e impulsar las instituciones de seguridad e instituir, porque no, un modelo a nivel nacional.
Proponga derogar o que se reforme el capítulo dos del título sexto de la Ley de la Guardia Nacional, toda vez que impone obligaciones de subordinación y no de coordinación a los Gobernadores y Presidentes Municipales al mando militar, porque los convenios que se celebren invaden esferas constitucionales que son exclusivas de los estados y municipios.
2021, votemos todos por desterrar la corrupción y fortalecer nuestras instituciones.