Grave situación la que sigue enfrentando el Estado de Sinaloa. No hay visos todavía de que la violencia criminal aminore, y las víctimas se siguen sumando.
Bastantes elementos militares los que han arribado al estado para enfrentar a los grupos criminales en disputa, pero aún con esa fuerza poco se ha logrado reducir los hechos que mucho daño han causado a la muy menguada tranquilidad de los sinaloenses.En este fenómeno criminal que tiene de rodillas al gobierno, la menos informada es la sociedad agraviada, se le oculta la información verdadera para no alarmarla más de lo que ya se encuentra.
¿De qué ha servido difundir que arriban a Sinaloa más elementos de las fuerzas especiales del ejército? La situación de inseguridad prevalece y las muertes y desaparecidos siguen ocurriendo. ¿de qué sirve que el estado se tapice de verde sino disminuye la inseguridad?
El verde olivo y la Guardia Nacional, que es lo mismo, solo desfilan ante una sociedad que se impacienta porque no hay señales de que los grupos criminales sean detenidos. Las fechorías en enfrentamientos se siguen dando y las muertes se siguen sumando.
Los criminales parecen que son los que ejecutan golpes certeros contra sus enemigos, ya que en la calle se comenta que la delantera en esta guerra de bandos que pretenden el control del cartel del que forman parte, son el del Mayito Flaco.¿Esos comentarios de que le sirven a una sociedad que padece los embates de esos grupos criminales en pugna? Seguridad y paz es lo que se exige a un gobierno que anda sin saber que hacer.
La lista de delitos saca ampollas en la piel. Sesenta y ocho días de violencia y los muertos registrados en la estadística oficial no se apega a una realidad que en los hechos registra una cifra mayor, y los desaparecidos pegan mucho en la tranquilidad general poque no solo los levantan en la calle, sino que son sacados con violencia de sus domicilios.
¿A quién creerle? En esta guerra, le agregan aderezo a las justificaciones, porque resulta que sacan de la calle a las policías de Culiacán supuestamente por tener habérseles perdió la confianza por sospecharse de vínculos con miembros de la delincuencia organizada.
Lo que sorprende es que quien tomo esa decisión de separarlos temporalmente de sus funciones fue el mando estatal de la policía preventiva, un militar que solo obedece las ordenes de sus superiores también militares, pero lo cierto es que la voz del Presidente Municipal en ningún momento se escuchó para dar la versión de lo ocurrido.Ahora se vuelve escuchar la misma voz del castrense estatal para decir que de la fuerza policial del municipio decidieron renunciar de manera voluntaria alrededor de noventa policías. ¿Separación voluntaria o porque el resultado del examen de control y confianza los declaró no aptos?
Inseguridad extrema, conflictos de confiabilidad al interior de una corporación policial, y la voz del Presidente Municipal sigue sin ser escuchada: ¿Perdió su autoridad en la policía que está a su mando?
La sociedad debe ponerse alerta: ¿a qué autoridad debemos de creerle? ¿A la civil de quien depende la policía pero que se queda muda o a la autoridad militar que es la que de manera autoritaria impone sus condiciones ante una situación de emergencia de seguridad?
Lo dicho en este espacio de opinión en reiteradas ocasiones, la militarización de la seguridad pública es una total y absoluta realidad. La autoridad civil en estados y municipios cada vez más pierden su autoridad para obedecer las determinaciones castrenses.
Esas reuniones que diariamente se realizan en las zonas militares imponen lineamientos que se tienen que obedecer. La soberanía de los estados y municipios se ha perdido. La propia Presidenta de la República por decreto ha nombrado a titulares militares en algunos estados de la república. la calidad civil de las policías se pierde gradualmente y la Universidad de la Policía en Sinaloa convertida en un membrete.
La guerra criminal en su apogeo. Si de confianza se trata, ¿de parte de quien están?
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.