El servidor público en las administraciones gubernamentales desde la conquista hasta la fecha ha sido un mal que ha permanecido sin que se vean luces de solución en este oscuro tunen que parece no tener fin.
La toxicidad que descompone a la persona que maneja los recursos públicos, en muchos casos ha sido tan evidente, que la denuncia no se resuelve y los saqueadores del presupuesto han permanecido en libertad y sin castigo.
Riquezas de muchos políticos han coronado su paso por el gobierno, sus aspiraciones no siempre son las de servir para el bienestar de los demás sino la oportunidad para resolver ambiciones de poder y sanear su situación patrimonial.
La obra pública, la compra de insumos y la basta lista de servicios públicos, exige presupuesto. La inversión presupuestal con inteligencia y habilidad encubre los desvíos e incrementa el patrimonio personal.
Ejemplos hay muchos. Los hemos tenido a la vista y señalado la corrupción. Obras de mala calidad y costos muy abultados, compras de insumos para la administración privilegiando proveedores con jugosa comisión. Obras millonarias se han realizado con bondadosas utilidades para sus autores. Obras de mala calidad, con gastos continuos para su mantenimiento y reparación.
Los órganos de fiscalización oficial ausentes porque no se ven, o se hacen de la vista gorda por temor a ser corridos o quizá solapan porque también han probado las ganancias de la corrupción. De otra forma, muchos servidores, seguro, estarían en prisión.
Gobiernos que se van, dejan deuda y corrupción. La sociedad señala, pero desatienden su exigencia de castigo y devolución del producto de su acción. Hacen como que investigan, pero todo queda en una bien actuada simulación. Por ahí han pescado algunos charales, pero los grandes peces permanecen en protección.
Seguro que, por corrupción, en el metro de la Ciudad de México se causó muerte y destrucción. Varias vidas se perdieron y dañó la salud de muchos. Se han desatado gritos de una sociedad dolida señalando corrupción y castigo sin excepción. ¿Se estremece un gobierno que sostiene su discurso de fuera la corrupción o es producto de su propia
descomposición?
¿Habrá castigo? Los autores de la obra de la muerte están algunos en el Gobierno de la Ciudad de México y otros en el Gobierno Federal, y según versiones ciudadanas no fueron capaces de atender con prontitud y menos resolver fracturas estructurales en la ahora temida ruta de la muerte.
Unos y otros se culpan, que los peritos señalen lo que en realidad sucedió, pero como es del gobierno seguro que encubrirán la verdad que todos queremos conocer. ¿Intereses políticos y legalidad de nuevo en conflicto? ¿Se protegerá a funcionarios corruptos? Dijo el Presidente que se investigará de fondo y que no se solapará la responsabilidad de nadie.
El País sigue de luto. La oración se vuelve cotidiana. ¿Soluciones a la corrupción? Seguiremos confiando en nuestro voto y elegir sin duda, al mejor. ¿En Sinaloa, investigación de fondo y castigo a la corrupción?