Declara la secretaria federal de seguridad pública hechos que solo en su imaginación existieron. Dos detenidos con motivo del homicidio de Luis Enrique Ramírez. Ofende a la sociedad y a la familia de la víctima. La Fiscalía Estatal la desmiente.
Miércoles 8 de junio de 2022.
Hay desespero por figurar. Su formación como comunicadora quería las ocho columnas en la página periodística nacional, no lo logró, olvidó que la investigación de un crimen cualquiera que sea la víctima merece respeto y exige privilegiar su formalidad.
No basta la justificación que le dio el Gobernador a la funcionaria federal, sino sabía o no tenía certeza de lo que informaba era preferible el silencio a la escandalosa carcajada burlesca y de enojo de quienes creyeron la verdad de la nota.
Investigar homicidios contra periodistas, el Estado tiene capacidad para hacerlo y no hay porqué cobijarse en la sombra federal.
Rosa Icela Rodríguez, vino a poner en marcha el programa Constructores de Paz en el Estado de Sinaloa.
Más recursos de regalo con cargo al presupuesto. Becas para poner a trabajar o a capacitar a jóvenes que los aparte de riesgos de caer en redes de la delincuencia organizada.
No es así como se cambiará la mentalidad que delinque, pero sembrar esperanza es asegurar los votos que importan para 2024.
El programa es uno más de los que promueve el gobierno federal. Gasta mucho, pero con resultados nulos.
La violencia sigue y los jóvenes enredados en las filas de la delincuencia organizada. Los tiempos se acortan y la elección Presidencial se acerca, se tiene que sembrar presupuesto para convertirlo en votos.
La foto los hace lucir. La sonrisa dibujada en su rostro no es sincera, la función tampoco cuadra en la investidura que la arropa. Es una funcionaria sin mando, una secretaria sin pudor, gobernada por la milicia.
No transmite confianza en su paso por Sinaloa. El Gobernador por cortesía la atiende, la escucha, pero seguro que no confía que el programa sea exitoso.
Una funcionaria que le apuesta a la militarización de la seguridad pública es no tener sensibilidad para evitar el crimen a través de la prevención.
Estar en un círculo militar es no tener voz y mando. Es obedecer la disposición castrense. Es humillar la autoridad civil de un gobierno elegido por el pueblo. Es violentar la democracia como eje supremo del gobierno que emana del pueblo.
Que el soldado también es pueblo, es una afirmación falsa por la razón histórica de la creación de los ejércitos y la defensa de la soberanía y las instituciones nacionales.
El soldado está para obedecer con disciplina y lealtad al mando civil y no como se tiene establecido en nuestros días.
Hoy el soldado es un mosaico de habilidades y destrezas. Lo hacen policía y no sabe qué hacer, el delincuente se ríe y los hace correr.
Los hacen constructores y se les descuadran las vías y aeropuertos. Les suspenden los trazos férreos por violación al medio ambiente. Todo hacen y su formación castrense se va estropeando.
Declarar sin fundamento, es ofender al Estado. Compromete el éxito de una investigación que exige seriedad, profesionalismo y sigilo.
Que, si fue o no por motivos de trabajo, solo esperemos que no revictimicen a la víctima, como lo han hecho en muchos otros casos.
Detengan, juzguen y castiguen como misión esencial del Estado, sin mayores griteríos mediáticos. La coordinación entre autoridades está en el discurso político porque en los hechos es un insulto.
Programas como al que vino a poner en marcha la funcionaria federal, sabemos que no es la vía para mejorar el tejido social.
Muchos jóvenes son presa de la tentación para conseguir dinero fácil, delinquir es su escuela. Prevenir esos hechos es complejo, pero se puede lograr. La finalidad es política y lo sabe muy bien la funcionaria visitante. Es preparar el camino para el voto joven en el 2024. ¿Usted qué opina?