MATRIMONIO Y MORTAJA
Por: Roberto Montoya Martínez
JULIO 29 DE 2024
Ahora si violín de rancho, ya te agarró un profesor. Se veía venir. Se respiraba la consumación de esta relación. La pareja de moda por fin dijo sí ante la ley de los hombres. Solo falta la bendición de Dios.
La historia de amor de la charra y el damo se selló en una ceremonia íntima, tan íntima que todo mundo ya supo cómo se desarrolló el bodorrio. Pese a los pocos invitados, se hizo mucho alarde, pues no faltó un papanatas que filtró las imágenes de la pachanga, donde todos se divirtieron, menos los novios. Pongan ojo al parche.
Angela Aguilar y Christian Nodal ya se dijeron mutuamente el anhelado si ante un juez de paz. El miércoles 24 de julio se celebró esa boda, que para el propio Pepe Aguilar literalmente era un funeral. Morelos tuvo que ser, con su lunita plateada, testigo de la unión de estos tórtolos, a quienes se les quemaban las habas por estar juntos.
A quien le andaba por casarse era al cantautor sonorense, aunque su suegro también le dio una ayudadita, pues el amigo nodal ya se quería demarcar de Cazzu, a quien le dará una pensión alimenticia austera, gracias a la astucia de sus abogados.
El intérprete de NO TE CONTARON MAL salió de una para meterse en otra, pues el patriarca de los Aguilar lo va a meter a la nómina de JARIPEO HASTA LOS HUESOS. Aunque en esa boda hubo de todo como en botica, se evidenció que, pese a lo caro del local, hubo una total ausencia de buen gusto. Una cosa es salir del rancho, y otra cosa es que el rancho salga de uno.
Matrimonio y mortaja del cielo baja. Ya se sabía que ellos iban a acabar juntos, pero no tan pronto. Lo repentino del casamiento da pie a especulaciones.
La hipótesis principal es que ambos se comieron la torta antes del recreo. Aunque es una conjetura, es un posible escenario. Si pasan seis meses y el vientre de Angela está abultado, no podrá alegar que es panza natural.
La menor de los Aguilar ya sabe como es el indeciso cantautor, y pese a ello, lo amarró. En palabras de don Antonio Aguilar: Vale más que no te quejes ni te hagas la arrepentida. Ahora aguanta el paquete que te has echado encima.