¿Combatir la inseguridad es un imperativo gubernamental, pero porque se evade?
En este espacio de opinión se ha dicho que el discurso oficial compromete enfrentar la criminalidad con todo el poder del estado, pero ese poder no se ve.
Los delitos son constantes y de todo tipo. La desaparición de personas se ha vuelto común y peligroso para todos, cualquiera puede ser privado de la libertad en su casa o en la calle y es muerte segura. Las autoridades no se inmutan ante ese peligro real.
Los homicidios se cometen a cualquier hora sin importar el lugar. Parece que el delincuente le apuesta al temor social para que su crimen quede impune.
El robo de vehículos está a la orden del día en la agenda de los amantes de lo ajeno ya sea estacionados o despojados violentamente.
Las denuncias por esos hechos llegan al escritorio no solo de la policía sino también de la Fiscal pero la indiferencia ante la ola criminal lo ven como un hecho natural. La descomposición social, parece que así lo interpretan, no es un asunto que les toque a ellos resolverlo. Que la sociedad se las arregle como pueda para evitar riesgos a su seguridad personal.
En realidad, el crimen ha disminuido? eso dicen las autoridades, pero lo que informan es una falsedad porque está basada en registros que no son confiables.
Por ejemplo, en la desaparición de personas los registros de esos hechos no son uniformes entre los que tiene la Federación y los del Estado. Quien miente es la Fiscalía estatal porque ese hecho ocurre en este lugar y es el que se reporta al sistema nacional de seguridad pública. Sin embargo, en Sinaloa ocurre un hecho que no puede pasar inadvertido, quien debe informar es el secretariado estatal de seguridad pública, pero parece que le han ordenado no hacerlo porque quien da las cifras delictivas es el propio Gobernador y quien hace una descripción de la estadística criminal pero seguro que las cifras reales no aparecen porque los datos que salen al conocimiento social no son las correctas. Son cifras criminales maquilladas.
Estrategia para abatir la impunidad no la hay. Es una afirmación que molesta pero real.
Sigue sin conocerse el número de órdenes de aprehensión sin ejecutarse. Si dieran esa información no solo harían el ridículo sino el temor que provocaría en el colectivo social, porque es terrible el número de delincuentes en libertad.
El conflicto contra la UAS es una real cortina de humo porque el gobierno oculta así su incapacidad para combatir al delincuente, porque le resulta más fácil comercializar la nota a través de contratos mercantilmente atractivos para mediatizar que en la UAS hay corrupción y que debe combatirse.
La alianza gobierno delincuente opera sin obstáculo alguno.
Mientras el gobierno se desacredita por la evidente complicidad con el crimen organizado, la defensa jurídica de la Universidad Autónoma de Sinaloa sigue propinando golpes al gobierno porque las imputaciones de corrupcion se desmoronan como terrones de azúcar por las perversas falsedades en que están sustentadas.
La Fiscalía y su policía deberían ponerse a trabajar e implantar estrategias que funcionen para combatir la impunidad y no pierdan su tiempo cumpliendo órdenes para perseguir políticamente a universitarios rosalinos por delitos prefabricados por el mismo gobierno, por la firmeza del Rector Jesús Madueña Molina de rechazar la Ley de Educación Superior de Sinaloa.
El crimen en Sinaloa es una realidad insoslayable. La impunidad delictiva es un hecho que está a la vista de todos. Pónganse a trabajar en lo que les toca y dejen a la UAS en paz.
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.
Usted qué opina?