Las autoridades que tienen la misión de prevenir el delito o que lo investigan, siguen fallando porque la inseguridad sigue golpeando a los sinaloenses.
Lunes 14 de agosto de 2023.
La información que se difunde a los medios de comunicación sigue sin producir confianza en la sociedad. Los delitos se siguen cometiendo sin respetar niños, mujeres o lugares de concentración de personas resguardadas en campamentos por la violencia.
Los diarios se siguen llenando de la nota roja. Las policías aseguran por allá algunos vehículos supuestamente robados pero abandonados. Por otro lado, las autoridades militares que son demasiados elementos destinados a Sinaloa de manera desbalagada anuncian aseguramientos de laboratorios destinados a la fabricación de drogas sintéticas.
Dicen también que aseguran armas de fuego y las exhiben muy bien ordenadas en fotografías. Verdad o mentira, lo cierto es que de todas esas acciones que se presumen en la gran mayoría de los casos no hay detenidos.
El Estado se convierte en una región de lucha entre los grupos de la delincuencia organizada que quieren el control no solo del territorio sino de las autoridades policiales y porqué no, las políticas también.
Las funciones de inteligencia destinadas a grupos muy especializados de las instituciones policiales no actúan por si solos, toda la información que se produce es revisada por las autoridades militares porque a las autoridades civiles se les privó de esa facultad.
El Gobernador ha sido muy enfático. En el Gobierno de Sinaloa se acabaron los orejas porque todos fueron despedidos desde el inicio de su gobierno. Si esa función esencial del Estado fue suprimida en la estructura orgánica, lo cierto es que la información les llega por algún lado y esos encargados de surtirlo de información son los militares. El inconveniente es que la autoridad militar le informa a la civil lo que quiere y no lo que debe.
Los abrazos y no balazos, quizá fue una estrategia recomendada por la milicia, para que los mandos militares no fueran involucrados por los fejes de las pandillas organizadas como ocurrió con el exsecretario de defensa nacional Cienfuegos.
Conviene reconsiderar la presencia militar en los asuntos de seguridad pública, es tiempo que los soldados regresen a sus cuarteles y se sometan a procesos de desintoxicación para limpiar su imagen porque de seguir así quedarán peor que las policías porque no han hecho nada para sanearlas.
La desconfianza social sigue siendo una debilidad en las policías, porque la función preventiva no la cumplen y la investigación del delito es selectiva. La inseguridad crece terriblemente y los pandilleros en la calle siguen cometiendo delitos porque nadie los detiene.
Urge que el Consejo Estatal de Seguridad Pública, reasuma su función, que la cómoda oficina de quien lo dirige se ponga a trabajar. Evalúen la conveniencia de que los mandos de las corporaciones sigan dirigiéndolas. Las fallas son muchas y los compromisos con la delincuencia siguen siendo una sospecha social.
La mejor estrategia, dicen en el gobierno, no es contra los criminales organizados, sino la que se ha tejido alrededor de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de sus autoridades, porque es más fácil destinar cantidades millonarias para difundir mediáticamente información falsa y arraigar en el concepto social una imagen distinta de lo que es y hace la Universidad en la formación profesional de los jóvenes sinaloenses, que restituirle a la sociedad, paz y tranquilidad.
Frente a esa agresión estatal, la UAS recibe los mejores elogios de los Padres de Familia, quienes agradecidos por los espacios asegurados a sus hijos en la Casa de Estudios Rosalina, que son y serán el respaldo más sólido en estos tiempos de conflicto propiciado por el Estado.
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.
¿Usted qué opina?