Las cifras son contundentes. Hoy los partidos que conformamos el Frente Ciudadano por México gobernamos 16 estados de la República mexicana, 16 capitales, más de 800 municipios. Ninguna fuerza electoral que vaya a competir en las elecciones de 2018 tiene esta potencia a nivel de gobiernos locales. Esta es la razón por la que el sistema le tiene tanto miedo, tiene pánico a nuestra coalición electoral”.
Tras los saludos, Anaya daría a conocer oficialmente su aspiración para contender por la presidencia de la República y realizó una larga exposición sobre la situación del país. Ofreció datos sobre la caída de los salarios, el incremento de la deuda pública en lo que va del actual sexenio, cifras de pobreza pero sobre todo, sobre la crisis de violencia que enfrenta México.
“De seguir esta tendencia vamos a cerrar el año prácticamente con 30 mil homicidios dolosos, cifra sin precedente en nuestro país y todavía tienen el descaro de venir a querer echarle la culpa a los gobernadores y alcaldes, cuando es un problema absolutamente generado en el país por la ineficacia del gobierno federal”, dijo Anaya.
Durante su exposición, Anaya arremetió contra el virtual candidato presidencial del PRI.
“Los que quieran que nadie cambie para que todo siga igual, los que están satisfechos con estos datos desastrosos, ellos ya tienen candidato, es el candidato de la continuidad, el candidato del PRI y se llama José Antonio Meade”, dijo Anaya.
Pero también criticó a los gobiernos del PAN, encabezados por Vicente Fox y Felipe Calderón. Aseguró que aunque hubo avances en materia de transparencia y fomento a la inversión durante los sexenios de sus compañeros de partido, reconoció la necesidad de hacer autocrítica.
“Muchos soñamos que la derrota del PRI traería todos los cambios anhelados”, dijo.
“Pero seamos francos y hagámonos cargo de esta circunstancia: no cambiamos el régimen, no hicimos lo que Efraín González Morín llamaba un cambio democrático de estructuras. Cambiaron algunas cosas en la superficie del iceberg, sí, sintámonos orgullosos de esos avances, pero también asumamos con responsabilidad que las estructuras profundas del sistema priista quedaron prácticamente intactas”, agregó.
Recordó los desvíos del llamado Pemexgate en que el sindicato petrolero inyectó ilegalmente dinero a la campaña presidencial del PRI en 2000 sin que hubiera castigo de por medio o la manera en que Calderón entregó la Secretaría de Educación Pública a Elba Esther Gordillo, otrora líder del sindicato magisterial, a cambio de votos.
También cuestionó la manera en que Calderón, “con rectitud de intención y sin estrategia”, implementó su llamada guerra contra el narcotráfico.
Pero a pesar de la autocrítica, Anaya habló como si no existiera corrupción en el PAN. No hizo ninguna mención al Fobaproa, los Amigos de Fox, los casos de corrupción de los Bribiesca, los casos de Oceanografía y los buques en Pemex, la Estela de Luz o los “moches” que recibían gobiernos del PAN desde la Cámara de Diputados justamente cuando Anaya jugaba un rol estelar en la bancada panista de San Lázaro, i al caso del exgobernador de Sonora, Guillermo Padrés. Tampoco hizo mención a su participación dentro del Pacto por México o su labor como presidente de la Cámara de Diputados que resultó crucial para la aprobación de la reforma energética y otras reformas estructurales que el PRI sacó adelante con ayuda del PAN.
Memoria selectiva en tiempos electorales para un país donde la falta de memoria histórica suele ser un problema.
Durante su discurso, Anaya resaltó la necesidad de un cambio. Pero no cualquier cambio, dijo ante la apuesta por el pasado, repleto de “locuras, ideas viejas y fracasadas” propuestas por López Obrador.
Y también explicó sus razones para conformar una coalición partidista tomando como referencia los casos de Chile y Alemania. A partir de ahí, expuso casos de cómo una coalición entre PAN y PRD hubiera podido ganar las elecciones de 2015 en estados como San Luis Potosí y Colima. “No nos hubieran visto ni el polvo”, dijo. Luego enseñó el músculo electoral de la coalición: 16 entidades gobernadas por el PAN-PRD en año electoral.
A partir de entonces, Anaya dedicó una buena parte de su discurso a exponer la que será su principal propuesta de campaña con miras a la elección presidencial: el ingreso básico universal. Una medida que ha sido catalogada por panistas como una medida “populista” e inviable. Esto, aún cuando Anaya sostiene que sí hay dinero suficiente para pagar una pensión de este tipo con el dinero que se roban los políticos, y puso como ejemplo el promedio de ingresos excedentes por 280 mil millones anuales durante la última década, que son ejercidos de manera discrecional por el Ejecutivo sin que hayan sido aprobados por el Congreso.
También habló sobre la disrupción tecnológica que ha provocado que al menos un millón de mexicanos estén en riesgo de perder su trabajo ante el auge de la automatización realizada por robots en la industria maquilera y otros sectores de la economía.
“Quise exponer ese ejemplo porque ese va a ser el tono de esta campaña”, dijo Anaya, quien advirtió que a pesar de que seguirán señalando a sus adversarios, su campaña va a estar marcada por la propuesta. Claro que vamos a señalar a los adversarios, “pero vamos a vencer a partir de convencer con propuestas audaces, profundas y con visión de futuro, no puede ser de otra manera”.
Nosotros no queremos llegar a la presidencia de la República para ser los administradores en turno de la tragedia nacional. Nosotros vamos a llegar a la presidencia para transformar la realidad del país”.
“Nosotros somos los que vamos a poner fin al pacto de impunidad”, remató
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