Apunta hacia el futuro en un país desmemoriado
Critica el “absoluto desastre” del PRI, pero omite el papel que jugó el PAN en el Pacto por México o la aprobación de las reformas estructurales. Promete acabar con el “pacto de impunidad” del actual régimen político, pero confiesa sentirse inspirado por políticos como Diego Fernández de Cevallos. Cuestiona las “locuras” de Andrés Manuel López Obrador al mismo tiempo que propone el ingreso básico universal como su principal bandera de campaña. En estos términos se dio el autodestape del exlíder nacional del PAN, Ricardo Anaya, como el virtual candidato presidencial de la coalición Por México al Frente con miras a las elecciones de 2018.
El acto realizado en un pequeño y abarrotado salón del WTC de la Ciudad de México fue el escenario elegido por Anaya para reconocer públicamente su intención de convertirse en el candidato presidencial de la recién consolidada alianza electoral entre PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Una ambición personal que Anaya venía tejiendo desde que asumió la dirigencia nacional del PAN y que finalmente está a punto de concretarse tras dejar en el camino a personajes como la exprimera dama, Margarita Zavala, y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera. Un largo recorrido en que el “joven maravilla” del PAN demostró que su habilidad como operador político pudo más que las encuestas, el golpeteo mediático y las diferencias ideológicas.
En el ambiente se respiraba un cierto aire de optimismo. Los invitados especiales que llegaron para dar el espaldarazo a favor de Anaya parecían entusiasmados con el autodestape. Todo era beso, abrazo y apapacho en las tres primeras filas reservadas para políticos que Anaya saludó de mano, uno por uno, tras su arribo a escena, sin corbata, y con un escenario puesto exclusivamente para él.
La lista de gobernadores del PAN sentados en primera fila para hacer la cargada era larga, 11 en total: Francisco Domínguez (Querétaro); Martín Orozco (Aguascalientes); Francisco Kiko Vega (Baja California); Carlos Mendoza Davis (Baja California Sur); Javier Corral (Chihuahua); José Rosas Aispuro (Durango); Miguel Márquez (Guanajuato); Antonio Echevarría (Nayarit); Carlos Joaquín González (Quintana Roo); Francisco Javier Cabeza de Vaca (Tamaulipas) y Miguel Ángel Yunes Linares (Veracruz).
No asistió el gobernador de Puebla, José Antonio Gali, ni tampoco ningún gobernador del PRD, incluyendo a Mancera.
Pero lo que más llamaba la atención era que, como nunca antes en la historia del PRD, los dirigentes del Sol Azteca lucian tan sonrientes ante la designación de un candidato presidencial de la derecha. Ahí estaba la expresidenta perredista Alejandra Barrales, “mujer valiente, sensible, sin cuyo talento no se explica ni el frente ni la coalición electoral”, a decir de Anaya. También estaba el “dúo dinámico” de Los Chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano), y Carlos Navarrete; los galileos Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando Belaunzarán; el recién electo presidente nacional del PRD, el mancerista Manuel Granados, el nuevo secretario general del partido, Ángel Ávila, entre otros. La ausencia más notoria fue la de Héctor Bautista, líder de la corriente ADN, que amagó con romper la alianza electoral ante su desacuerdo por el reparto de candidaturas.
Por el lado de Movimiento Ciudadano, la figura que acaparó los reflectores fue el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, quien se perfila como el candidato más fuerte a la gubernatura de Jalisco. También estaba el líder del partido, Dante Delgado, y otros personajes como Alejandro Chanona y el diputado Jorge Álvarez Máynez.
Mención aparte tendrían la excandidata presidencial Cecilia Soto y el excanciller Jorge Castañeda, en cuya casa “se fraguaron muchos de los acuerdos” de la actual coalición electoral.
Pero sin duda, hubo dos menciones que suscitaron más emoción entre los panistas. Una fue el momento en que Anaya presentó “a un hombre al que le tengo profunda admiración, un hombre que ha inspirado a nuestra generación”: Diego Fernández de Cevallos. La otra, el reconocimiento que hizo Anaya al expresidente del PAN, Gustavo Madero, con quien sostuvo un enfrentamiento público hasta el año pasado, luego de que el “joven maravilla” le arrebatara el control del partido.
“Quiero saludar también con enorme gratitud y afecto, presidente, yo no estaría hoy aquí si no fuera por las oportunidades que tú me diste y hoy quiero hacer patente mi profunda gratitud a tu persona, estimado Gustavo Madero Muñoz”, dijo Anaya.
Otros de los presentes por el lado del PAN, fueron Santiago Creel, Marco Adame, los coordinadores del PAN en el Congreso, Marko Cortés y Fernando Herrera, entre otros.
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