UNA HISTORIA QUE DEBE CONTARSE 2° PARTE
Por: Roberto Montoya Martínez
A Florid le encanta platicar. La pandemia del Covid 19 ha hecho que esta mujer sea el doble de expresiva que siempre. Ella nos habló sobre sus pininos en la radio y en la televisión.
Se puede jactar de que no ocupó de bules para nadar. Nunca necesitó ayuda para obtener algunos de los trabajos que ha conseguido. En esta parte de la historia, nos platicará del único trabajo que no consiguió por si misma, pero que resultó ser una experiencia agridulce.
DE COMUNICADORA A SERVIDORA PÚBLICA
“Antes de entrar al servicio público decidí casarme. Tú como yo, sabemos que en los medios de comunicación no hay horarios fijos, ni vacaciones normales, ni mucho menos días festivos. Total, que los comunicadores trabajamos mientras otros descansan en los periodos vacacionales habituales.
Pensando en ello, quería chambear en un trabajo normal, como toda la gente, para dedicar tiempo a mi entonces incipiente familia, que por entonces la componíamos mi esposo y yo. Contrario a lo que siempre hacía, lejos de buscar la oportunidad, me la dieron.
Andaban buscando en una dependencia gubernamental, una persona que supiera de medios. Entonces, me llamaron, me entrevistaron, y como me prometieron un horario acorde a mis nuevas necesidades, pegó el chicle. Acepté el trabajo.
Mi jornada laboral estaba que ni mandada a hacer. Trabajaba bajo el régimen de semana inglesa (de lunes a viernes) con horario de burócrata (de 8 am a 3 pm), descansaba los fines de semana, y gozaba de los periodos vacacionales como toda la gente, descansando en navidad, verano y semana mayor.
No pasó una semana cuando caí en cuenta que eso no era lo mío. Tuve que trabajar en una dinámica diferente a la que estaba acostumbrada. En vez de reflectores, una oficina. En vez de un micrófono de radio, un teléfono. Me dio fastidio el haberme alejado de lo que realmente me gustaba, por lo cual pensaba en abdicar de esa chamba.
Sin embargo, lograron disuadirme de mi empeño, partiendo de que recién me habían contratado, que no llevaba ni tres meses y ya me quería ir, que el proceso fue largo, total, me pidieron que aguantara vara, pues no había nadie que cubriera ese perfil. Y efectivamente, aguanté vara 7 años de mi vida. A pesar de eso, la disfruté. Ya estaba ahí, ya qué. A lo hecho, pecho”.
SER MÁS CERCANA A LA GENTE
“La parte bonita de mi trabajo de oficina fueron los recorridos. El tener contacto con la gente era un aliciente para poder continuar con mi labor. Saber de viva voz las necesidades de la gente humilde, y saber cómo cubrirlas, me hizo más humana. Me sensibilizó.
Muchos dirán, en este mundo donde todo se encuentra bien, todavía se sigue arrastrando una cadena de hambre y de miseria, donde los menos favorecidos siempre son los pobres.
Puedo decirte con franqueza que estuve representando orgullosamente a una institución donde se muestra el lado humano del servidor público, pues una de sus labores es ser más cercanos con la gente que carece de lo más indispensable para vivir.
Eso me puso en perspectiva, como dijiste hace un momento, me toco ser parte del reverso de medalla. Tenía que hallar la forma de como difundir la labor de la dependencia donde trabajaba, pues es de todos sabido que la información que llaman oficial es sumamente aburrida para el gran público, y por ende no le interesa.
Por eso me las tuve que ingeniar para que supieran quienes éramos y lo que estábamos haciendo. Fue un periodo de aprendizaje, de crecimiento, pero en el fondo, mantenía febril mi vocación de artista”.
¡AUXILIO! ¡SOY FLORID! ¡SÁQUENME DE AQUÍ!
“En la oficina veía mis fotos en mis ratos de ocio. Era muy dada a consignar todas mis actividades dentro de los medios, contrario a lo que estaba haciendo. Ahí no consigné nada. Me fui en blanco por siete años, un paréntesis demasiado largo en mi trayectoria como gente de medios.
Siete años donde se detuvo el tiempo, y se marcó un antes y un después en mi carrera como comunicadora. La añoranza y la tristeza de no hacer lo que me amaba, hicieron renacer en mí el deseo de estar nuevamente ante una cámara de televisión, ante un micrófono de radio, quería sentirme viva. Nunca me imaginé que estaba sepultada en vida por no hacer lo que realmente me gusta”.
¿OTRA VEZ SERVIDORA PÚBLICA? ¡LAGARTO!