No cabe duda que nuestro estado es cuna de gente talentosa. Para muestra tenemos a Lola Beltrán, Ana Gabriel, Luis Pérez Meza, José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”, y Marlla….Ustedes dirán, esta chica ¿Quién es? Con gusto les respondo. Es una representante del llamado talento emergente, que por muchos años picó piedra, y ahora su sueño acariciado se volvió realidad: Hacer música.
Con una sensibilidad a flor de piel, presenta su ópera prima como cantautora: CASTILLOS DE PAPEL. Dejemos que ella misma platique su historia.
SOY MOVIMIENTO
“Se lo resumo en una sola palabra: movimiento. Soy soñadora, perseverante, voy tras mis sueños, sean cuales fueren, hay muchas cosas que me gustaría hacer, pero más allá de aquello que me gusta, que me apasiona, me considero impuso, sueño, y como dije anteriormente, movimiento”.
MI VERDADERA VOCACIÓN
“Mis escarceos con la música fueron desde mi infancia, desde ese momento había cierta inclinación hacia la música, pero se reforzó esa vocación a partir de los 16 años cuando me inscribí en un concurso de canto. Ahí caí en cuenta de que podía cantar, y que lo hacía bien.
De momento me limitaba a disfrutar lo que estaba haciendo, pero eso sí, mi pasión por la música se acrecentó a partir de los llamados dulces 16.
Desde ese momento sentí el llamado de mi verdadera vocación, que era hacer música. A los 22 o 23 cumplidos, caí en cuenta de que eso quería hacer por el resto de mis días. En ese momento, decidí enfocar todas mis energías en la música”.
MI HISTORIA EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS
“Desde siempre he querido tocar un instrumento musical. Comencé tocando el piano. Al poco tiempo lo tuve que dejar, sin embargo, tenía febril la inquietud de acompañarme de un instrumento. Todo esto sucedió realmente cuando me fui a Guanajuato a estudiar de intercambio por parte de la universidad, particularmente a estudiar fotografía.
Justo ahí tuve la mala suerte de que me robaron todo mi equipo, mi cámara, y mis cosas para trabajar. Por ese lado me atrasé en el curso al que iba, y al deambular los calles, me topé con una tiende de instrumentos musicales, huelga decir que Guanajuato es chiquito como ciudad.
Retomando el tema, entré a la tienda en cuestión a comprarme un ukulele, a fin de pasar el tiempo en esta ciudad que es única, poniendo en duda si volveré algún día a ese hermoso lugar. El chiste era vivir el momento, el aquí y el ahora, en ese tiempo, claro.
Si ya no pude continuar con mi curso de fotografía que esa era mi tirada, al menos aprendí a tocar ukulele. El tiempo invertido fue bien aprovechado, aunque no perdí las esperanzas de tocar la guitarra, que era mi siguiente meta.
Al ukulele le debo perder mis miedos de tocar un instrumento, ejercitar los dedos, y con esas bases me fui directo a aprender guitarra. Con eso tuve para crear contenido para las redes cantando con el ukulele. Con todo y eso, ejercí la profesión.
Trabajé en un corporativo radiofónico, también en una compañía cervecera de fama mundial, y aun así, seguí haciendo música, hasta que previo a mi renuncia a la cervecera dije-Esto ya se acabó. Voy a dedicarme a lo mío-. A fin de dedicarme en cuerpo y mente a mi proyecto musical, dejé la empresa, y desde entonces voy al 100 con mi propuesta.
Estoy comentando esto de manera sucinta, porque todo se dio por etapas. De esa forma di por iniciado formalmente mi proyecto llamado, como dice usted: simplemente MARLLA”.
LA MÚSICA: MI VERDADERA PASIÓN
“Me siento de maravilla. Es gratificante hacer lo que en verdad te apasiona. En su momento tuve una rutina de entrar a trabajar a un determinado horario, ahora, soy dueña de mi tiempo, ya que me estoy enfocando a mi proyecto, como quien dice, de tiempo completo.
En mi carácter de artista independiente, tengo libertad, pero esta tiene sus bemoles. No tengo a nadie que me dé línea, ni tampoco órdenes de lo que debo hacer.
Este trabajo es parecido al de un médico, tengo hora para entrar, más no para salir, porque yo misma soy mi propio jefe, sin embargo, es gratificante hacer lo que en verdad me gusta”.
LAS RELACIONES SON DE GRAN AYUDA
“Una de mis mejores amigas, que en su momento trabajó en diversos medios de la ciudad, es como quien dice, mi agente de prensa.
Ese fue el trato que celebramos. Que ella me contactaría con todos los medios posibles para darme a conocer, dada su experiencia en ese ramo. Por algo dicen, vale más tener amigos que tener dinero, pues justamente las relaciones que cultivé a lo largo de mi vida, tanto estudiantil como laboral, producto de ello estamos usted y yo platicando en este momento, me han apoyado hasta lo último, y no dudo que lo sigan haciendo, lo cual agradezco enormemente.
De no ser por esas relaciones que fui construyendo a lo largo del tiempo, difícilmente estuviera promocionando mi proyecto musical. Arrieros somos y en camino andamos”.
La charla se puso buena, pero haremos un intermedio para echarnos unos drinks. Ella un té, y yo, un café. En nuestra próxima entrega, sabremos un poco más de Marlla, simplemente MARLLA.