Mario Zamora y los hilos de operación para los cambios en el CDE del Revolucionario Institucional.
= Lo delata el dinamismo de las últimas semanas
= Encuentro con la vieja guardia del tricolor
= Buscan un afín al líder nacional Alito Moreno
= La Auditora Estatal, en el ojo del huracán
= Reinas y reyes y carnaval sin autorización aún
Jorge Luis Telles Salazar
Si aún se ve lejos el 2024, entonces el inusitado activismo político del senador Mario Zamora Gastelum solo tiene una explicación: la presidencia del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional.
Claro, no sería para él; pero si para quien Mario apoyara, con todo el respaldo del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alejandro Moreno.
Recientemente, el mochiteco se reunió con un grupo de priistas de la vieja guardia – ex presidentes y ex secretarios generales del CDE, sin ninguna mujer invitada – y la ineludible foto del evento se difundió ampliamente en redes sociales: Jesús Enrique Hernández Chávez, Francisco Frías, Samuel Escobosa Barraza, Roberto Soltero Acuña, Mario Niebla Alvarez, Benito Flores Díaz y Carlos Gandarilla. Por muchas razones: ni todos los que son, ni todos los que ahí estuvieron.
En esa misma jornada, Marito se encontró con la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática: el delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Marco Aurelio Vázquez; el presidente del comité estatal, Oner Gonzalo Lazcano y el secretario de comunicación política, Humberto Domínguez Betancourt.
También ha tenido acercamientos con connotados militantes de Acción Nacional; entre ellos, la dirigencia estatal.
El cambio en el CDE del PRI está cerca. A la vuelta de la esquina.
Y junto con esto, la certeza de una reactivación de la alianza política opositora que comenzaría a trabajar para el proceso electoral de 2024, en el cual se renovarán todas las posiciones habidas y por haber, excepto la gubernatura del Estado.
Para llevar esa nave a puerto seguro, será fundamental una adecuada selección de presidente del Comité Directivo Estatal del PRI y sostener los acuerdos con PAN y PRD.
Eso, precisamente, es lo que hace Mario Zamora en estos momentos y en realidad no invade un campo que no le corresponde: Zamora, en su condición de Senador de la República, es el priista mejor colocado en el ámbito priista nacional y tiene, de su parte, la indiferencia mostrada, hasta el momento, por las corrientes tradicionales, atochadas en espera del mejor momento para asomar la cabeza y no propiamente en favor del partido en el que han militado toda su vida.
Hay un plus en el senador: su cercanía con Alito Moreno, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional.
Corresponderá a ellos, posiblemente, el decidir quien será el nuevo presidente del Comité Directivo Estatal del PRI; pero, de ninguna manera podrá excluirse a influyentes grupos del priismo sinaloense, en el cual figuran al menos dos ex gobernadores de nuestro Estado.
¿Aspirantes?
Ese será tema de otro día.
Pendientes pues…
En tanto.
La comisión de Transparencia, Anti Corrupción y Participación Ciudadana del Congreso del Estado redobló sus ataques en contra de la Auditora Superior de Sinaloa, Emma Guadalupe Félix Rivera: la quieren fuera de este organismo.
Los argumentos son los de siempre: falta de resultados en su operación y desatención a las demandas de los y las diputadas de la legislatura actual.
Uno de ellos, el más a la mano, es el no haber dado pauta a la solicitud de auditoría al fideicomiso de la sección 53 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, retomado por el propio gobernador Rubén Rocha Moya, tras el resurgimiento del tema de la lacerante opacidad en torno a la operación de la Unidad de Servicios Administrativos del gobierno estatal, el cual acaparó la totalidad de los espacios periodísticos a lo largo de la semana recientemente concluida.
Ahora la petición vino directamente del jefe del Poder Ejecutivo Estatal, de tal modo que la carencia del recurso humano adecuado para ello no constituirá pretexto alguno. Tendrá que dar resultados en breve.
Mientras, se presenta la coyuntura ideal para que el grupo mayoritario en la cámara enfoque sus baterías en la señora Félix Rivera, en cuya persona podría repetirse la historia de un cambio de auditor superior antes de tiempo, solo que ahora quedaría colocada exactamente del otro lado de la mesa.
Hay que recordar que Emma Guadalupe sustituyó a Toño Vega, quien, a su vez, había tomado el lugar del siempre bien recordado Marco Antonio Fox Cruz, trágicamente fallecido.
Y lo que son las cosas: no es tanto la fracción de MoReNa, sino la del Partido Sinaloense la más empecinada en expulsar a Guadalupe Félix de la ASE, a juzgar por las tronantes declaraciones de sus diputados sobre el particular.
En este asunto, no hay involucrado, por ahora, ningún diputado del PRI; antes bien, Sergio Mario Arredondo, casualmente el presidente de la comisión de Fiscalización -cargo que durante la legislatura pasada estuvo en manos del radical Marco Antonio Zazueta – ha sostenido ciertos argumentos de defensa, que parecen ser lo suficientemente fuertes como para impedir la caída de la auditora superior.
Cuestión de días. Dicen…
Atentos.
Por otro lado.
Con todo y su autonomía -lograda en la segunda parte del periodo gubernamental de Quirino Ordaz Coppel – la permanencia de la doctora Sylvia Paz Díaz Camacho en la rectoría de la Universidad de Occidente también depende de que se mantenga fuera del radar de quienes toman las decisiones en el tercer piso del Palacio de Gobierno.