No existe acontecimiento más hermoso, que ver sonreír a un niño en navidad, que recibiendo el regalo de sus progenitores, en nombre del Niño Dios.
20 de Diciembre 2021.
Por: José Antonio Servin.
Pero, también lo es, el árbol de navidad para reencontrarnos con nuestras familias, vecinos y allegados a compartir estos días, que son de: reflexión, de amor y de paz.
Quienes recordamos lo que fueron las navidades de antaño y las recordamos con inmenso cariño y gratitud, puesto que, todo está enmarcado, dentro de los preceptos de la religiosidad y fundamentalmente de principios y valores.
Los pilares de principios y valores, heredados desde el nacimiento del Divino Niño, son fundamentales, sobre los cuales debe construirse toda sociedad, culta, progresista y organizada; negar estos dos pilares fundamentales para la construcción de las sociedades presentes y futuras, es la peor ignorancia en que pueda incurrir gobernante alguno, por ilustrado que sea.
Sociedad, que desconozca, los pilares fundamentales de principios y valores, está condenada al fracaso; lamentablemente en los tiempos modernos, estos valores fundamentales se están perdiendo a pasos agigantados; razón por el cual, son los hechos de violencia en la sociedad, la destrucción de los hogares y el camino más corto, para llegar a los laberintos de la prostitución, la violencia, la corrupción, el narcotráfico y el consumo de estupefacientes.
Por eso, cada año, pero muy especialmente el 24 de diciembre, lo esperamos con amor y alegría, puesto que, es la conmemoración del nacimiento del niño Dios, que de acuerdo a los preceptos de la iglesia católica, llega a tocar las puertas de nuestros corazones, para que digamos al niño Dios recién nacido, que siempre le profesaremos: admiración, sumisión y obediencia.
La navidad es el tiempo del encuentro de nuestra conciencia con Dios y con nuestros semejantes, puesto que en ella celebramos el nacimiento del Supremo Creador, amo y señor del universo, de nosotros mismos y de todo cuanto poseemos.
Los triunfos y las derrotas, nuestras enfermedades y la pérdida de nuestros seres queridos, siempre los debemos colocar en las manos y los designios de Dios.
Por eso, las festividades navideñas, además de traer un mensaje para reafirmar nuestro espíritu religioso, nos debe llenar de alegría celebrarla con nuestras familias y allegados, con el propósito de perdonar los malos entendidos, que hubiesen podido presentarse durante el año que está por terminar.
Esta Navidad y Fin de Año ya podremos festejar prácticamente sin restricciones sanitarias, no debemos olvidar que el mundo sigue convulsionado por nuevas variantes o mutaciones de un virus que no cede. Precisamente ahora la Unión Europea lucha contra la cuarta ola pandémica y Estados Unidos comienza a ver saturados los servicios médicos por un incremento inesperado de enfermos y lo mejor
es cuidarnos.
Te deseo un excelente semana.