Infortunios de la naturaleza y del hombre, es el desafío de la humanidad. Enfrentar con la mayor determinación los riesgos lo protegerá o lo extinguirá.
Hay una diversidad de temas en el escenario político y social que pueden ser materia de comentarios en esta tribuna de opinión. Sin embargo, sería un agravio al dolor que enfrentan numerosas familias mexicanas y en particular de Sinaloa, con motivo de las torrenciales lluvias ocasionadas por el huracán “Nora”.
El auxilio a las familias es un imperativo en estos momentos de temor y desesperación a los daños que vienen sufriendo en el patrimonio familiar. Que la acción del gobierno se esté dando con la debida oportunidad, solidaria y humana, para resarcir en parte los daños que se ocasionan en estos fenómenos naturales. Los beneficios, dentro de los perjuicios que colateralmente producen, también son muchos, para las presas y la agricultura. Fuentes de vida para todos.
Por un lado, la pandemia sigue ocasionando estragos en la salud de los sinaloenses, y una vez más la furia de la naturaleza se ensaña contra los más vulnerables. Solo pedimos ayuda oportuna y transparencia en el gasto. Esa fue una de las razones de extinguir el fideicomiso de apoyo social en caso de desastres naturales ante el desaseo criminal de las autoridades.
El auxilio compromete al Gobernador electo, porque dejar la iniciativa al que se va, se le puede revertir. Es cierto que su condición no le permite actuar como gobierno, pero sí fungir como gestor oportuno en el apoyo federal por los daños ocasionados principalmente en el sur de Sinaloa.
El sinaloense, es solidario, es una sociedad con fortalezas, es organizada y participativa, y cuenta con la experiencia para salir adelante en momentos difíciles como el que se vive en estos momentos.
Formúlese el inventario de daños, viviendas dañadas o destruidas, enseres de casa que se hayan perdido, alimentos, agua y otros bienes de atención a la higiene y a la salud.
Procuren que en los albergues no se expanda la pandemia y se oriente a las personas para que se conduzcan con esmero y responsabilidad.
Que las autoridades hagan lo suyo, pero que lo hagan con emoción para que la gente se los agradezca y no que se los demande. Es aquí donde se materializa el compromiso social de servir como principio rector en el servicio público.
La experiencia que vive el Gobernador electo, le permitirá valorar la importancia de nombrar los perfiles idóneos en cada una de las áreas del servicio público una vez que se convierta en gobierno. Es común escuchar que se gobierna con amigos, pregúntenle al que está. Sin embargo, podría ser cierta esa premisa, pero no siempre los amigos le
cumplen al gobernador que los designó. Ejemplos hay de sobra.
La atención y urgencia, es resarcir los daños que todavía viene causando “Nora”. Después se podrá escuchar a los Coppel y otros, para promover a sus candidatos principalmente a las áreas de seguridad pública y procuración de justicia. Sus recomendados no han sido los mejores, el fracaso ha sido escandaloso e indignante. La presión política o de tipo económico que reciba el Gobernador electo, no deberá conducirlo a ratificar la presencia militar en los mandos policiales. El regreso del mando civil es un imperativo.
¿Usted qué opina?