SEGURIDAD Y JUSTICIA. ¿TENDRÁ SU CICLO?


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Un Estado seguro se construye con desarrollo sustentable, empleos, salud, educación, cultura, inversión, como fines para la tranquilidad poblacional.


Sabemos que la seguridad ciudadana no está basada en el uso de la policía, quien lo crea así, parte de principios equivocados, porque no es reprimiendo las faltas con el uso de la fuerza como se arribará a la seguridad que deseamos.

Habrá que resembrar la semilla del respeto en los individuos para tener ciudadanos conscientes de los derechos de cada uno. Un valor esencial que se ha venido desplazando por la falta de promoción en nuestras casas y en los centros de educación.

La cultura es el común denominador para una seguridad duradera. Salir a la calle, al mercado, al centro de recreo, a las reuniones con amigos, con la confianza que regresaremos a casa sin haber corrido ningún riesgo, es la aspiración de todos. El respeto como valor universal en el derecho de todos es la piedra angular en que descansa la seguridad ciudadana.

No solo es policía el obligado a orientar a la población para educar, para que las disposiciones del Bando de Policía y Gobierno se atiendan y se promueva la seguridad entre todos. El Padre de Familia tiene también un deber esencial en su casa con su familia, sembrar desde niños los valores que den identidad ciudadana de orden y respeto.

Son importantes normas que toda persona debe aprender para garantizar una convivencia social armoniosa.

El Maestro, en la escuela, es el responsable del aprendizaje de sus alumnos (de nuestros hijos), con todo lo que ello implica, porque será quien transmita las nociones que permitirán determinar el rol social de cada alumno ejercerá en la familia y en su comunidad.

El empresario no puede quedar excluido de la función social de su empresa, en ella concurren personas que cubren la necesidad productiva en sus unidades económicas.

Son los que producen, surten el mercado de consumo, y propician derramas económicas que permiten solventar las necesidades de un jefe de familia. Orientar y estimular con adecuados salarios y prestaciones a sus trabajadores estarán contribuyendo también a la seguridad ciudadana.

El estado como garante de la seguridad personal y social, deberá identificar las zonas que registren índices de pobreza y de pobreza extrema para que con la debida planeación se promueva la inversión y se generen fuentes de trabajo que permita a sus habitantes colaborar en las actividades productivas que mitiguen sus necesidades de empleo y de salario.

La visión política y de proyectos para mejorar las condiciones de vida de un colectivo social, exige honestidad cabal y creatividad para administrar. Que no se parta de una perspectiva basada en la obra pública para embellecer ciudades y produzca rentabilidad al bolsillo del gobernante que las realiza.

El ciclo de la seguridad ciudadana debe partir del convencimiento cabal del gobernante.

Tomar la rienda para dirigir a los responsables de reconstruir el universo de valores personales y sociales tirados al cesto de los desperdicios es un imperativo. Restituirle a la norma jurídica la autoridad perdida. Es posible.

Estos breves comentarios, sin duda, han formado parte de diversos planes de desarrollo estatal. Las buenas intenciones en eso han quedado, la corrupción ha ganado.

El Presidente de la República basa su discurso en esos conceptos, el Gobernador electo también. Seguro que Sinaloa tendrá su ciclo en el combate a la inseguridad, la corrupción y la impunidad.

¿Usted qué opina?


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