Quizá llegue el momento para que la aspiración de toda sociedad se vea satisfecha de vivir en tranquilidad y que la paz sea duradera.

Martes 15 de junio de 2021

Han pasado siglos y los intentos de construir una policía ha quedado en eso. No ha habido un interés probado para que en México contemos con un cuerpo de policía con formación profesional y dignificado en sus prestaciones.

Exigimos mucho del policía, pero no le damos los incentivos que se requieren para que eficiente y profesional en el servicio.

Le pagamos poco y busca para compensar lo que no recibe con la dádiva de los maleantes. Somos promotores de la corrupción y los exhibimos de que hay complicidad con los señores del crimen. Los echamos al fango, los enlodamos y como justificación sacamos al soldado de los cuarteles y decimos que son los mejores.

¿Será posible que se de vigencia al postulado constitucional de que la seguridad pública sea civil? ¿Será una fantasía que las policías realmente sean civiles? Si hay voluntad política claro que sería posible tener una estructura policial que responda a las expectativas ciudadanas.

Resisar los estados de fuerza policial es una función de los diversos ordenes de gobierno.

Cubrir los parámetros internacionales de 300 policías por cada cien mil habitantes, es posible.

La seguridad pública es una función de alta rentabilidad política. Gobierno que la atienda seguro que recibirá los más altos elogios de una sociedad sedienta de paz y tranquilidad colectivas.

Rehabilitar el centro formador y capacitador del policía, del ministerio público y peritos, sería un avance significativo en la solución profesional del problema policial. Honor, lealtad y gallardía volverán a brillar en los estandartes policiales.

Convocar a los jóvenes sinaloenses, como un programa institucional de largos alcances, para motivarlos y convencerlos de formar parte de las policías, será una medida de trascendencia porque ingresarían a las aulas de la institución policial nuevos valores que enriquecerían las desgastadas fuerzas policiales de la entidad.

Becas dignas en el proceso de formación, motivaría la permanencia y el amor a la función policial. Ingreso seguro a la institución policial destinataria del nuevo policía. Salarios dignos y prestaciones que dignifiquen al policía y la función de seguridad que
desempeñará.

Que bien veríamos a un policía debidamente equipado y uniformado que lo hagan sentirse digno de realizar la función policial para la que fue formado y arraigar en él, los más altos valores de compromiso social.

Que buen sueño sería contar con un adecuado y eficiente C-5. Un Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano. Elevar la calidad del servicio policial, es mandar el mejor mensaje a la sociedad de que sus demandas están siendo atendidas con eficiencia y oportunidad.

Restablecer para que opere en condiciones óptimas, la muy comentada en el discurso político, red estatal de comunicaciones y de videovigilancia. Instituir el banco de datos único en el que obren los registros desde una infracción administrativa y los delitos que se cometan. Que se restablezca el funcionamiento del Consejo Estatal de Estudios Criminológicos para crear la cartografía de zonas criminógenas de la entidad para la
aplicación de las medidas preventivas que sean necesarias.

Rediseñar, en síntesis, toda una estructura de operación funcional del que hacer para que el destierro de la inseguridad sea una realidad.

Retirar al soldado de las funciones de policía y restituírselas a los civiles. Un sueño del que no quisiera despertar.
Usted tendrá una mejor opinión.